Reportaje:

Salvados por Tamudo

El liderazgo y los 19 goles del delantero le dan la permanencia al Espanyol

Gert jan Goudswaarde. Ese es el hombre al que más de un seguidor del Espanyol le dedicaría un monumento. No es otro que el médico del Glasgow Rangers que impidió, en octubre de 2000, que se consumara el traspaso al club escocés de Tamudo aduciendo que sufría una seria lesión en una rodilla. Desde entonces, desde que estuvo a punto a abandonar el Espanyol -bañado en lágrimas cuando tomó el avión rumbo a Glasgow pese a que iba a firmar un contrato por cinco temporadas a razón de 1,5 millones de euros anuales-, Tamudo ha reforzado su papel de jugador franquicia. Él es la referencia, dentro y fuer...

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Gert jan Goudswaarde. Ese es el hombre al que más de un seguidor del Espanyol le dedicaría un monumento. No es otro que el médico del Glasgow Rangers que impidió, en octubre de 2000, que se consumara el traspaso al club escocés de Tamudo aduciendo que sufría una seria lesión en una rodilla. Desde entonces, desde que estuvo a punto a abandonar el Espanyol -bañado en lágrimas cuando tomó el avión rumbo a Glasgow pese a que iba a firmar un contrato por cinco temporadas a razón de 1,5 millones de euros anuales-, Tamudo ha reforzado su papel de jugador franquicia. Él es la referencia, dentro y fuera del campo. Cuando la directiva debe tomar alguna decisión de peso o cuando el equipo necesita un empujón, todas las miradas, desde el palco (directivos), la grada (seguidores), el banquillo (entrenadores) y el césped (sus compañeros), convergen en este jugador algo desgarbado pero astuto y oportuno como pocos ante el marco contrario. Luis Fernández se quedó corto cuando comparó la importancia que tiene Ronaldo en el Real Madrid con el peso específico de Tamudo en el Espanyol. Esta temporada se ha superado y ha anotado 19 de los 48 goles del equipo, la mayoría tan vitales como el que abrió el marcador el pasado domingo ante el Murcia -ante el que jugó con un dedo del pie roto- en el partido que le dio la permanencia al equipo de Montjuïc. Es su especialidad. En su debut en Primera, de la mano de su mentor, Paco Flores, ya marcó un tanto providencial en el campo del Hércules, donde ganó el Espanyol y se salvó así del descenso en 1997.

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Se crió en el fútbol modesto, jugó en el Milan, no en el de Rijkaard y Arrigo Sachi sino en un equipo que lleva este mismo nombre pero que milita en categoría regional y que pertenece a una populosa barriada de Santa Coloma de Gramenet, ciudad del cinturón industrial de Barcelona en la que nació hace 26 años. "Empecé de portero porque mi padre, que era el entrenador del colegio, me protegía. Era muy flacucho. Me cansé de que me metieran goles y decidí que quería meterlos", cuenta. Sus sueños juveniles -admiraba a Hugo Sánchez- se han hecho realidad. Es ya el tercer máximo goleador en la historia del Espanyol con 77 tantos, sólo superado por Arcas (86) y Marañón (111). Varios han servido para que su equipo se mantenga en la élite y uno, el que le marcó a su amigo y de nuevo compañero Toni, encarriló la victoria ante el Atlético que le dio el tercer título de Copa al Espanyol en toda su historia. Fue en el verano de 2000. Aquel gol, tras birlarle el balón a Toni, plasma su estilo, el que le ha valido que en el vestuario le apoden robaperas. "Me aprovecho de que los defensas se confían, creen que no voy a llegar, y llego. No tengo muchas virtudes, así que saco provecho de lo que hay. Conozco mis defectos. Por ejemplo, no soy un delantero al que, parado, con el balón en los pies, le salga muy bien regatear, así que procuro sacar ventaja de la velocidad. Por eso trato de encarar siempre en carrera. Lo que no sabes hacerlo, no lo hagas", explica.

Casi todos los goles los marca con la derecha. "En la izquierda tengo un palo de golf. Y con la cabeza ni te cuento", admite. Explica su habilidad para hacerse con los rechaces y rebotes. "Es verdad que tengo suerte en ese aspecto. La clave está en ser rápido, porque los centrales suelen ser más altos y fuertes que yo. En velocidad suelo sacarles ventaja, la justita, así que me ofrezco en carrera y busco la espalda porque no tengo un cuerpo como para chocar con ellos".

La reacción del Espanyol llegó de la mano de Tamudo, pero también de la reincorporación de De la Peña, un jugador al que no se le renovó el contrato el pasado verano pero al que se recurrió de nuevo aprovechando el mercado invernal. Desde entonces, buena parte de los goles del Espanyol han llegado gracias a la sociedad que han formado Tamudo y lo pelat. "Muy pocos tienen su capacidad de pase", dice el capitán en relación a De la Peña. "Me viene muy bien jugar con él. Si tiene que aguantar, aguanta; si ve que te la tiene que dar de primera, la da. O amaga él antes. Con Sergio, el del Depor, aunque son diferentes, me pasaba algo semejante".

De la Peña y otro compañero abrazan a Tamudo tras marcar éste ante el Murcia.RODOLFO MOLINA

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