Regresan a Chile las "abuelas voladoras"

Madeleine Dupont y María Eliana Christen, de 60 y 63 años, respectivamente, las "abuelas voladoras" chilenas, aterrizaron ayer en Santiago de Chile, tras volar unos 33.200 kilómetros en un viejo y frágil aeroplano monomotor que, desde el pasado 9 de marzo, las llevó a Europa y las trajo de vuelta agotadas pero felices. Tomaron tierra en el aeródromo santiaguino de Tobalaba, donde fueron recibidas por la ministra de la Mujer, Cecilia Pérez, tras ser escoltadas por una escuadrilla de la Fuerza Aérea de Chile. Las sexagenarias aviadoras habían llegado a territorio chileno la ...

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Madeleine Dupont y María Eliana Christen, de 60 y 63 años, respectivamente, las "abuelas voladoras" chilenas, aterrizaron ayer en Santiago de Chile, tras volar unos 33.200 kilómetros en un viejo y frágil aeroplano monomotor que, desde el pasado 9 de marzo, las llevó a Europa y las trajo de vuelta agotadas pero felices. Tomaron tierra en el aeródromo santiaguino de Tobalaba, donde fueron recibidas por la ministra de la Mujer, Cecilia Pérez, tras ser escoltadas por una escuadrilla de la Fuerza Aérea de Chile. Las sexagenarias aviadoras habían llegado a territorio chileno la noche del pasado viernes, cuando aterrizaron en la norteña ciudad de Arica procedentes de Lima, última escala de su travesía en un frágil Beechcraft Bonanza fabricado en 1981, perteneciente a Madeleine y llamado por ella Juliet. En su viaje de ida, entre Santiago de Chile y la ciudad suiza de Ginebra, Madeleine y María Eliana volaron a través del Atlántico, con escalas en Porto Alegre y Natal (Brasil), islas del Cabo Verde, Cascais (Portugal), las islas Canarias, Madrid, Lyón (Francia) y Ginebra. El regreso lo hicieron por el Círculo Polar Ártico, con escalas en las islas Hébridas, Groenlandia, Canadá y algunas ciudades de Suramérica, con un total de 74 días de viaje, en los que Juliet estuvo unas 140 horas en el aire y consumió más de 6.000 litros de combustible. Los momentos más difíciles de su viaje los vivieron durante las 10 horas que tardaron en la travesía del Atlántico, entre Natal (Brasil) y las islas del Cabo Verde (Africa) y fuertes corrientes de aire amenazaron con desviarlas de su ruta, a tal punto que temieron quedarse sin combustible. También pasaron un buen "susto" en la zona ártica porque el aeroplano no está equipado con sistemas eléctricos de deshielo, lo que las obligó a continuos aterrizajes en aldeas esquimales y estancias de tres o cuatro días en espera de condiciones favorables.-

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