FÓRUM DE BARCELONA | Debates

Miquel Siguán lamenta el "absoluto silencio" de la Unión Europea en política lingüística

El sociolingüista recuerda que no hay ningún Estado monolingüe

En el mundo hay 6.000 lenguas y 200 Estados. Ninguno es monolingüe. Estos datos los recordó ayer el sociolingüista Miquel Siguán para reclamar políticas de protección de la diversidad idiomática en el diálogo sobre Diversidad lingüistica, sostenibilidad y paz, organizado por el Fórum y Linguapax, que ayer se cerró. Siguán lamentó el "absoluto silencio" de la Unión Europea. "Tendría que enunciar su política lingüística más allá de qué lenguas son oficiales. Hay muchas lenguas sin Estado y lenguas que son de un Estado pero tienen comunidades de hablantes en otro".
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En el mundo hay 6.000 lenguas y 200 Estados. Ninguno es monolingüe. Estos datos los recordó ayer el sociolingüista Miquel Siguán para reclamar políticas de protección de la diversidad idiomática en el diálogo sobre Diversidad lingüistica, sostenibilidad y paz, organizado por el Fórum y Linguapax, que ayer se cerró. Siguán lamentó el "absoluto silencio" de la Unión Europea. "Tendría que enunciar su política lingüística más allá de qué lenguas son oficiales. Hay muchas lenguas sin Estado y lenguas que son de un Estado pero tienen comunidades de hablantes en otro".

También pidió que entidades como la Unesco muestren más interés por el asunto y promuevan un mapa lingüístico mundial. Tras citar el mito bíblico de una sola lengua perfecta, aquella con la que Dios creó el mundo, Siguán recordó que, después de Babel, el planeta se llenó de lenguas imperfectas, riqueza de la humanidad. Siguán, remontándose a santo Tomás de Aquino ("Una buena disonancia resuelve una mala paz"), defendió que al enseñar lenguas no sólo se den herramientas de comunicación, sino de fraternidad, de reconocimiento del otro (el bárbaro de los griegos). Criticó a los profesores de idiomas que ven su oficio como la pura enseñanza de estrategias gramaticales.

Otro ponente, Fernand de Varennes, recordó que tanto la tradición de las izquierdas (Engels) como la de las derechas (Stuart Mill) es reticente a la pluralidad lingüística ("reliquia semisalvaje", "basura étnica"). Varennes fue galardonado con el premio Linguapax junto al sociólogo Joshua Fishman. Éste, en su discurso, circuló desde el pesimismo (se recurre al mantra de diversidad y paz como un analgésico) hacia su superación. Terminó con la cita calderoniana de los sueños, sueños son.

La última palabra del diálogo la tuvo el responsable de la Generalitat en política lingüística, Antoni Mir, quien destacó que la prioridad es el uso social del catalán, tanto en el sector público como privado. "La disponibilidad lingüística la vemos como un derecho irrenunciable y sólo estamos dispuestos a negociar los ritmos de implantación". Mir recordó que la Generalitat es el primer cliente de Cataluña y que exigirá que el catalán esté normalizado en los productos que adquiera. En esta clave explicó la adjudicación a Amena y Siemens del último concurso de telefonía móvil, entre cuyos requisitos figuraba que el catalán estuviera en sus productos y el coste no recayera en la Generalitat. Mir definió Cataluña como una sociedad multilingüe en la que el catalanohablante tiene derecho a existir, no sólo a vivir, a usar su lengua. Los responsables de los talleres del congreso resumieron las ponencias, en las que se analizaron casos lingüísticos en varios territorios y fórmulas políticas. Félix Martí, presidente de Linguapax, insistió en que no se trataran como conclusiones.

Críticas

En los debates con el público, una gran parte de las intervenciones criticaron la política lingüística en Cataluña. Entre los que efectuaron las críticas estaban miembros de la Asociación por la Tolerancia, entidad invitada expresamente por el Fórum a este diálogo. Al final, la asociación redactó un comunicado en el que considera el diálogo una pantalla para justificar la política lingüística oficial. En el texto se critica que en un debate se negara la palabra a un congresista "por sus opiniones bilingüistas" bajo la acusación de "que no buscaba la paz" y que la falta de imparcialidad explica que sus "opiniones en pro de la igualdad lingüística, repetidamente expresadas en el debate, no se vean reflejadas en las conclusiones". Uno de los asistentes interpeló a Siguán sobre por qué al hablar de derechos lingüísticos se entiende que el sujeto de los mismos son las lenguas y no los individuos. Siguán respondió que hay derechos individuales y colectivos, pero que al decidir si una lengua es oficial en un territorio se hace sobre la lengua. "En una democracia, los partidos políticos representan la opinión pública y son los que deben dialogar, en el parlamento". Siguán consideró que en Cataluña había habido consenso.

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