Reportaje:ESCAPADAS | Maderuelo

Viaje a la Edad Media

Esta villa segoviana, encastillada sobre un meandro del río Riaza, atesora mil años de arte e historia

En los anales del reinado de Juan II está escrito que, una mañana de 1438, comenzaron a llover sobre Maderuelo pedruscos del tamaño de un lechón; pedrejones que, para más sorpresa, podían rematarse alegremente de cabeza, pues no hacían daño ninguno. A guisa de CSI, fue enviado al lugar el bachiller Juan Ruiz de Ágreda, alcaide de la corte, quien no sólo certificó la veracidad del suceso, "mas traxo algunas de esas piedras, tan grandes como una pequeña almohada, e tan livianas como pluma, e todas huecas e floxas, de que el rey e todos los que las vieron se maravillaron mucho".

Repentina ...

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En los anales del reinado de Juan II está escrito que, una mañana de 1438, comenzaron a llover sobre Maderuelo pedruscos del tamaño de un lechón; pedrejones que, para más sorpresa, podían rematarse alegremente de cabeza, pues no hacían daño ninguno. A guisa de CSI, fue enviado al lugar el bachiller Juan Ruiz de Ágreda, alcaide de la corte, quien no sólo certificó la veracidad del suceso, "mas traxo algunas de esas piedras, tan grandes como una pequeña almohada, e tan livianas como pluma, e todas huecas e floxas, de que el rey e todos los que las vieron se maravillaron mucho".

Repentina y misteriosa, cual piedra meteórica, aparece la villa de Maderuelo en el horizonte cereal del noreste de Segovia, encastillada sobre un cerro al que sirve de foso el río Riaza, cuyas aguas detiene y acrecienta la presa de Linares del Arroyo. Así también irrumpe en la historia, en 1010, con el nombre de Castro Maderolum, entre otras fortalezas reconquistadas al sur del Duero por Sancho Garcés, sin que nada se sepa de su anterior existencia. Como caída del cielo. O como ese puente medieval que emerge, con sus escudos impolutos, cuando desciende el nivel del embalse.

El puente emerge, con sus escudos impolutos, cuando desciende el nivel del embalse

No lejos del viejo puente, junto al moderno de 17 ojos que salva el río represado, se alza desde el siglo XII la ermita de la Vera Cruz, cuya construcción se atribuye a los caballeros templarios, uno de los cuales, según la leyenda, fue teletransportado por intercesión divina desde Alejandría, donde estaba preso, trayéndose consigo un Lignum crucis y a varios de sus guardianes sarracenos, los cuales, visto lo visto, abrazaron la fe de Cristo. Confirmando que en Maderuelo todo vuela, desde las piedras hasta los caballeros, los preciosos frescos románicos que adornaban este templo volaron en 1947 al Museo del Prado, donde hoy pueden admirarse.

Al recinto amurallado de Maderuelo se accede por el arco de la Villa. Allí mismo, junto a las puertas forradas de hierro, queda el taller del talabartero Lespicinio Abad, cuyas sillas de montar -a más de mil euros la pieza- vuelan, para variar, a Estados Unidos. Y allí, también, la iglesiuca de San Miguel, una antigua ermita de encantadora y simplicísima traza, como de juguete, sobre la que descuella una campanita que antaño se hacía sonar para ahuyentar las tormentas, que aquí son finas, como hemos visto al principio.

Maderuelo son dos calles pararelas donde se apiñan 150 vecinos en vetustas casas de piedra y adobe, las fachadas llenas de capiteles, estelas, lápidas y símbolos de ignotos orígenes y significados; bajo ellas corre, de punta a punta del caserío, un pasadizo soterraño donde la conseja sitúa el tesoro nunca hallado de don Álvaro de Luna, que fue el octavo señor de esta villa y que, a raíz de la pedriscada de 1438, inició su decadencia. Ya lo dijo el bachiller: "E muchos facen ya agüeros, ca no hay cosa de la natura que no quieran semejar a la gobernación los que della son mal acomodados".

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La que quizá sepa algo del tesoro, pero no suelta prenda, es la doncella momificada que se exhibe en la iglesia de Santa María, concretamente en la capilla de los Chaves. La leyenda -una de tantas- dice que murió de pena mientras el novio luchaba en Granada, y que apareció en 1934 al quebrarse accidentalmente una losa del templo: incorrupta, enjoyada, con chapines de oro y justillo bordado. Pero viéndola ahora -desprendida la quijada, hecho un oscuro revoltijo el pelo rubio y vestida con una especie de saco- cuesta creer que muriera de algo más sublime que la peste bubónica.

Cerca de la iglesia, las ruinas del castillo señalan el final de la villa, pero no de esta escapada. Aguas abajo, entre la presa de Linares y Montejo de la Vega, están las hoces del Riaza: 12 kilómetros de acantilados que albergan una de las mayores poblaciones del mundo de buitres leonados. Y a dos pasos también de Maderuelo, el sabinar de Hornuez, quizá el bosque más viejo de España.

Asados, cuero y miel

- Cómo ir. Maderuelo (Segovia) dista 142 kilómetros de Madrid yendo por la A-1 y tomando en Boceguillas el desvío hacia Grajera.

- Qué ver. Conjunto urbano de estilo románico, arco de la Villa, iglesias de San Miguel y de Santa María, restos de murallas y del castillo, ermita de la Vera Cruz y embalse de Linares del Arroyo.

- Alrededores. En Moral de Hornuez (a 10 km): sabinar milenario. En Montejo de la Vega de la Serrezuela (a 21 km): hoces del río Riaza. Ayllón (a 15 km): conjunto histórico-artístico. En Montejo de Tiermes (a 30 km): ruinas de Termancia.

- Comer. Las Escuelas de Castroboda (921 55 62 69): ensalada de endibias, judiones, pollo de corral y asados en horno de leña; precio medio, 18 euros. El Mirador de los Templarios (921 55 62 74): setas de cardo, paté casero y cordero; 21 euros. Área Boceguillas (Ctra. A-1, km 115; 921 54 37 03): verduras eco-lógicas, cordero asado, cochinillo y soberbia repostería, 30 euros.

- Dormir. Posada del Medievo (921 55 61 07): casona románica adosada a la muralla, con 9 habitaciones decoradas en estilo rústico; doble, 67-90 euros. Maderolum (tel. 921 55 61 49): 5 habitaciones en una típica vivienda del siglo XVIII; 51 euros. Aurora I y II (tel. 921 55 62 22): casas de labranza para 6 y 10 personas; 50 euros. La Huerta (Montejo de la Vega de la Serrezuela; tel. 921 53 23 54): 8 habitaciones en las hoces del Riaza; 40 euros.

- Compras. Lespicinio Abad (tel. 921 55 61 34): sillas de montar, maletas, bolsas y agendas de cuero, sólo por encargo. Alejandro de la Hoz (tel. 921 55 61 29): miel de tomillo, salvia y espliego.

- Actividades. Asociación Alauda (tel. 921 53 23 40): rutas guiadas a pie por las hoces del río Riaza. Naturaltur (tel. 921 52 17 27): recorridos en piragua por el embalse de Linares del Arroyo.

- Información turística. Teléfono 921 55 60 89; www.maderuelo.com.

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