La violencia y el fraude marcan las elecciones en Filipinas

Los asesinatos, la confusión y numerosas denuncias de irregularidades marcaron ayer la jornada electoral en Filipinas, donde más de 43 millones de ciudadanos debían elegir, entre otros, a su nuevo presidente. Sólo en los dos últimos días, 25 personas murieron en sucesos relacionados con los comicios, con lo que el número total de muertos desde el inicio de la campaña, hace tres meses, asciende ya a 114, según un balance del Ejército publicado ayer.

Una primera encuesta efectuada a pie de urna por una radio local otorga la victoria a la actual presidenta, Gloria Arroyo, con cerca del 37%...

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Los asesinatos, la confusión y numerosas denuncias de irregularidades marcaron ayer la jornada electoral en Filipinas, donde más de 43 millones de ciudadanos debían elegir, entre otros, a su nuevo presidente. Sólo en los dos últimos días, 25 personas murieron en sucesos relacionados con los comicios, con lo que el número total de muertos desde el inicio de la campaña, hace tres meses, asciende ya a 114, según un balance del Ejército publicado ayer.

Una primera encuesta efectuada a pie de urna por una radio local otorga la victoria a la actual presidenta, Gloria Arroyo, con cerca del 37% de los votos, cinco puntos de ventaja sobre su principal rival, el popular actor Fernando Poe. Estos datos sólo son indicativos, pero reflejan los sondeos previos a las elecciones que daban a Arroyo de seis a siete puntos de ventaja sobre su contrincante. Los resultados definitivos no se darán a conocer antes de varias semanas.

Además de la violencia, el voto de ayer fue marcado por numerosas irregularidades. Miles de filipinos no figuraban en las listas de votantes, con lo que no pudieron ejercer su derecho. Según el Movimiento Nacional de Ciudadanos para unas Elecciones Libres, hasta dos millones de votos podrían haberse perdido. La ONG había movilizado a unos 300.000 observadores independientes para vigilar los 295.000 colegios electorales. A las listas incompletas se une, entre otros, el robo de las urnas en Abra y la anulación de las elecciones en cuatro localidades de Mindanao por apagones, denuncias de acoso político y falta de material.

Rumores de golpe de Estado

La compra de votos es un práctica bien establecida en Filipinas, pero este año aparecieron fórmulas nuevas para asegurarse el apoyo de los votantes. En Mindanao, algunos terratenientes ofrecieron a sus empleados bonos de elecciones, es decir, promesas de recibir una paga extra si gana el candidato que apoyan. En Manila se repartieron cheques-regalo en vez de dinero en efectivo, lo que despertó las protestas de los electores.

El presidente de la Comisión Electoral, Benjamín Abalos, aseguró que, en línea general, los comicios se habían desarrollado de forma aceptable, aunque reconoció que todo no había ido "como previsto". El Ejército y la policía estaban en estado de alerta ante el riesgo de atentados de grupos terroristas islamistas como Abu Sayaf o la Yemá Islamiya. La campaña fue incluso marcada por rumores de un posible golpe de Estado por parte de sectores del Ejército.

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La presidenta Arroyo, una economista de 57 años formada en Estados Unidos e hija de un antiguo presidente, basó su campaña en su mayor experiencia. El presidente estadounidense, George W. Bush, manifestó su preferencia por Arroyo. Su principal rival, el muy popular actor de películas de acción Fernando Poe, ha sido criticado porque dejó la escuela a los 15 años y nunca ha desempeñado un cargo público. Es amigo del ex presidente y también actor Joseph Estrada, derrocado en 2001 bajo acusaciones de corrupción.

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