Los juzgados de vigilancia, desbordados; la Sala Civil del Tribunal Superior, ociosa

En Madrid había a fines de 2003 un total de 7.209 presos, más otros 1.034 que quedaron en libertad condicional tras haber estado entre rejas a lo largo de sus 12 meses. La memoria de la fiscalía resalta que tanto los fiscales como los juzgados no dan abasto de trabajo. Y es que los tres juzgados de Vigilancia Penitenciaria registraron el año pasado 35.000 expedientes. Ello se traduce en que los presos tienen que esperar hasta tres meses para que los juzgados resuelvan sus recursos. Los cuatro fiscales de la sección afrontan una cifra de expedientes un 127% superior a la que resulta recomendabl...

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En Madrid había a fines de 2003 un total de 7.209 presos, más otros 1.034 que quedaron en libertad condicional tras haber estado entre rejas a lo largo de sus 12 meses. La memoria de la fiscalía resalta que tanto los fiscales como los juzgados no dan abasto de trabajo. Y es que los tres juzgados de Vigilancia Penitenciaria registraron el año pasado 35.000 expedientes. Ello se traduce en que los presos tienen que esperar hasta tres meses para que los juzgados resuelvan sus recursos. Los cuatro fiscales de la sección afrontan una cifra de expedientes un 127% superior a la que resulta recomendable. Además, cada juzgado, y su respectivo fiscal, no debería tener a su cargo más de 1.000 internos (ahora tocan a más del doble). La media nacional de expedientes de presos por juzgados es de unos 5.000. En Madrid están en torno a los 12.000 expedientes.

Frente a la carga de trabajo de los juzgados de vigilancia, la memoria de la fiscalía alude también a la Sala de lo Penal y Civil del Tribunal Superior. Esta sala tramitó el año pasado sólo 72 asuntos penales; la mayoría apelaciones de juicios con jurado. En su vertiente civil, su actividad fue totalmente "nula".

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