Cartas al director

Los recién llegados

En su magnífico artículo "Al recién llegado" (28.4.04, p. 14), el admirado Sr. Alfredo Pastor, dirigiéndose a los nuevos miembros de la UE, glosa las ventajas -e inconvenientes- de la integración europea.

Aun compartiendo su mensaje de fondo (menos pedir y más saber aprovechar las oportunidades que se presentan), parece excesivo afirmar que los fondos estructurales y de cohesión "se emplean, muy a menudo, en cosas que no mejoran en nada la capacidad productiva del país de destino". En efecto, a pesar de las dificultades de medir con precisión la contribución de dichos fondos al crecimie...

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En su magnífico artículo "Al recién llegado" (28.4.04, p. 14), el admirado Sr. Alfredo Pastor, dirigiéndose a los nuevos miembros de la UE, glosa las ventajas -e inconvenientes- de la integración europea.

Aun compartiendo su mensaje de fondo (menos pedir y más saber aprovechar las oportunidades que se presentan), parece excesivo afirmar que los fondos estructurales y de cohesión "se emplean, muy a menudo, en cosas que no mejoran en nada la capacidad productiva del país de destino". En efecto, a pesar de las dificultades de medir con precisión la contribución de dichos fondos al crecimiento y a la convergencia, los datos y las trayectorias de los principales países beneficiarios (léase España, pero también Grecia, la milagrosa Irlanda, etcétera) parecen desmentir tal afirmación.

Es cierto que la evolución de todo nuevo país miembro dependerá también crucialmente de las políticas aplicadas y de su capacidad de atraer inversiones y de saber explotar las ventajas del mercado único. Pero nadie puede negar que la mayor parte de los fondos estructurales y de cohesión se utilizan correctamente y son determinantes en la mejora de la capacidad productiva de los países receptores. En España, por ejemplo, contribuyen a mejorar las infraestructuras de transporte o medioambientales, a impulsar la I+D+i, a aumentar la competitividad de las pymes, a desarrollar la sociedad de la información, a promover la formación y el capital humano, etcétera. Eso sí, en Bruselas negociando y con el mazo dando...

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