Columna

Criaturas

Siempre resultó patética la utilización de las niñas y niños "prodigio" con que familias hambrientas de dinero o gloria exprimen a aquellos cachorros que puedan destacar en algo. Conocimos ruiseñores de las cumbres, rayos de sol, hildegares (las menos), gimnastas hormonadas para estirarles la infancia más allá de lo creíble; y otros a quienes se arrebata esa misma niñez: imberbes músicos y ajedrecistas, toreros y bailarinas, o aquellas americanitas de 7 años candidatas a miss, pintarrajeadas como monas y obscenamente obligadas a contonearse en pasarelas. Criaturas impelidas y mercantilizadas p...

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Siempre resultó patética la utilización de las niñas y niños "prodigio" con que familias hambrientas de dinero o gloria exprimen a aquellos cachorros que puedan destacar en algo. Conocimos ruiseñores de las cumbres, rayos de sol, hildegares (las menos), gimnastas hormonadas para estirarles la infancia más allá de lo creíble; y otros a quienes se arrebata esa misma niñez: imberbes músicos y ajedrecistas, toreros y bailarinas, o aquellas americanitas de 7 años candidatas a miss, pintarrajeadas como monas y obscenamente obligadas a contonearse en pasarelas. Criaturas impelidas y mercantilizadas por esa odiosa figura de representante / capataz en que pueden degenerar, sin darse cuenta, los padres y madres de artista.

Acaban de prohibir que cacen los menores, pero siguen de moda los pequeños centauros motorizados, entrenados para cabalgar a nosecuántos por hora aún estando tan lejos de la que para los demás es la edad mínima reglamentaria. Perdonen la ignorancia, quizá es que las leyes de protección del menor no son de igual aplicación para todos. Ni la prudencia: mientras exigimos a nuestra muchachada que contenga su natural pasión por el riesgo negándoles una simple motocicleta para que no se rompan la crisma haciendo el "caballito", mostramos en anuncios de cacao y jaleamos a otros que beben circuitos antes de cumplir los 12.

Se llaman Héctor, Dani o Julián. Los cursis dirían que todavía gastan "caritas de ángel", pero ya queman muchas horas, vacaciones completas, entrenando. Los cronistas deportivos se maravillan de sus cabriolas encima de la máquina: un espectáculo de malabarista, dicen, esos equilibrios sobre dos ruedas. Julián, "promesa de 15 años", continúa una saga y acaba de obtener su primera victoria en el Campeonato de Europa. Parece feliz, pero confiesa haber estado "sicológicamente mal" porque teme se repita una caída anterior que le "chafó cinco vértebras" y le dejará secuelas de por vida. Cuentan que las entrevistas le hacen sentirse "un tipo importante" pero que su padre pone la sensatez al declarar "tendremos que ir conjugando intereses". Intereses. ¿Sensatez? Perdonen de nuevo la ignorancia: intereses... ¿del menor, o de quién y para qué?

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