Análisis:

Preservación de capital y rentabilidad sostenida

El problema de evaluación de los fondos de inversión se topa de antaño con un grave problema: los fondos que han proporcionado rentabilidades elevadas durante uno o varios años seguidos se encuentran, a veces, entre los de peor rentabilidad al año siguiente. Y viceversa. Esta afirmación, que pudiera parecer que peca de cierta inclinación por la paradoja, se basa en un hecho constatado: los sectores de Bolsa que mejor se comportan en las primeras fases de las recuperaciones económicas (el tecnológico y el financiero) son diferentes de los que lo hacen cuando el ciclo económico está más maduro, ...

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El problema de evaluación de los fondos de inversión se topa de antaño con un grave problema: los fondos que han proporcionado rentabilidades elevadas durante uno o varios años seguidos se encuentran, a veces, entre los de peor rentabilidad al año siguiente. Y viceversa. Esta afirmación, que pudiera parecer que peca de cierta inclinación por la paradoja, se basa en un hecho constatado: los sectores de Bolsa que mejor se comportan en las primeras fases de las recuperaciones económicas (el tecnológico y el financiero) son diferentes de los que lo hacen cuando el ciclo económico está más maduro, momento en el que van tomando el relevo los sectores de menor riesgo (sanidad y farmacia, eléctricas o bienes de consumo no cíclicos). De ahí que los fondos especializados en cualquiera de esos sectores, o que tienen una porción importante de su cartera concentrada en ellos, den buenas rentabilidades en los años que están de moda y pasen a darlas mediocres o malas cuando dejan de estarlo. Algo parecido podría decirse de los fondos de renta fija, según cual sea el momento del ciclo en el que estén los tipos de interés.

En el cuadro adjunto, esto se puede comprobar a escala reducida: fondos como SCH Small Caps o E-Bankinter Bolsa, que están en la parte superior del cuadro por su rentabilidad acumulada en el primer trimestre, se sitúan en el último tercio si les mide por la rentabilidad acumulada en tres años.

Además de la vocación inversora del fondo y del momento del ciclo económico y bursátil, cuenta, y mucho, la pericia de los gestores del fondo. Una pericia que suele ser la resultante de tres factores: capacidad técnica, experiencia acumulada y buena suerte, que, a veces, adopta el aire de verdadero talento artístico.

En España hay actualmente en oferta unos 4.500 fondos de inversión y asimilables (las SICAV, o sociedades de inversión de capital variable luxemburguesas, por ejemplo), que se transforman en cerca de 8.000 cuando se consideran las diversas clases en que cada una de las SICAV puede desdoblarse. Ante una oferta tan apabullante, a los partícipes les resulta extremadamente complicado detectar qué fondos lo están haciendo bien y cuáles de entre éstos seguirán haciéndolo en el futuro; algo que, por otra parte, sólo interesa a quienes se preocupan de realizar indagaciones fuera de la oferta de la entidad con la que suele trabajar.

Aunque esta situación parece estar cambiando. A raíz de la entrada en vigor en enero del año pasado de la normativa fiscal que permite traspasar dinero entre fondos sin tener que preocuparse por el impacto fiscal, y también como consecuencia de las pérdidas acumuladas por los fondos de renta variable y mixtos entre los años 2000 y 2003, ha crecido el interés por detectar fondos que combinen las tres características que, en mayor o menor proporción, todo inversor exige: que proporcionen una buena rentabilidad (total y sostenida), que no experimenten altibajos demasiado frecuentes (o, dicho en términos más técnicos, que tengan una volatilidad baja) y que preserven bien el capital inicial.

Los fondos que aparecen en el cuadro adjunto han cumplido esas tres condiciones a la vez a lo largo de los tres últimos años. Al menos cuando se les compara con los que invierten en el mismo tipo de activo (renta fija, variable o mixta), o en el mismo país o área geográfica.

Es decir, para un periodo que abarca los tres últimos años han proporcionado las rentabilidades totales más altas, una condición que satisfaría a cualquier inversor pero que, para ser alcanzada, exige incurrir en riesgos por los que no todo el mundo está dispuesto a pasar.

Pero, además, cumplen la condición de que su rentabilidad se ha sostenido durante los tres últimos años, lo que equivale a decir que, comparados con otros de su misma especie que acumulan rentabilidades parecidas, son los que han incurrido en pérdidas un menor número de meses. Finalmente, son fondos que preservan mejor el capital que los demás que invierten en el mismo tipo de activo.

La idea de utilizar tres criterios diferentes para evaluar un fondo está basada en que no todos los partícipes persiguen el mismo objetivo: habrá quien, en un extremo, esté interesado en preservar el capital inicial por encima de cualquier otra consideración, y quien, en el otro, sin importarle el riesgo, prime sobre todo la rentabilidad total. Habrá finalmente quien adopte un punto de vista intermedio.

Como corresponde a las circunstancias del primer trimestre, y a pesar de la mala evolución de las bolsas en marzo, los fondos que acumulan mejores rentabilidades son, generalmente, de renta variable. En cambio, la mayoría de los que aparecen al final del cuadro son de renta fija a corto plazo.

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