OPINIÓN DEL LECTOR

La ocasión de callarse

En la tarde del 13-M unos cuantos ciudadanos españoles protagonizaron una página desgraciada de nuestra corta historia democrática. Dejándose llevar por su indignación ante la evidente manipulación gubernativa, decidieron realizar actos ilegales ante las sedes de un determinado partido político. Pusieron su sentimiento y su razón por encima de la ley. Fue un penoso incidente que conviene olvidar cuanto antes por el bien del sistema político en su conjunto. Pero no ayuda a este olvido la postura provocativa de algunos cargos políticos que, no contentos con haber participado en tales actos (lo c...

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En la tarde del 13-M unos cuantos ciudadanos españoles protagonizaron una página desgraciada de nuestra corta historia democrática. Dejándose llevar por su indignación ante la evidente manipulación gubernativa, decidieron realizar actos ilegales ante las sedes de un determinado partido político. Pusieron su sentimiento y su razón por encima de la ley. Fue un penoso incidente que conviene olvidar cuanto antes por el bien del sistema político en su conjunto. Pero no ayuda a este olvido la postura provocativa de algunos cargos políticos que, no contentos con haber participado en tales actos (lo cual no tiene excusa dada su condición profesional), los justifican orgullosos todavía hoy. Y menos aún ayuda la postura de nada menos que el presidente del Senado al calificar de absurdo el proceso judicial en curso y exigir su término. No me siento cualificado para opinar acerca de si existió o no delito electoral, pero sí para reivindicar pleno respeto a la actuación del poder judicial. El presidente del Senado está consiguiendo con su soberbia hacernos recordar a otro presidente de otro Parlamento que también se consideró capacitado para impartir lecciones al Poder Judicial. Qué ocasión de callarse ha perdido, señor Rojo.

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