MATANZA EN MADRID | Las víctimas

SERGIO DE LAS HERAS CORREA / "Papá, he visto un buen piso"

Sergio, ingeniero técnico aeronáutico, empleado en Airbus, habría cumplido 29 años el 28 de marzo. Vivía en Alcalá de Henares, a medio camino entre Guadalajara y Madrid, se iba a casar en los próximos meses y ya tenía apalabrada la compra de un piso en Guadalajara, la ciudad donde nacieron sus padres y a la que solía ir los fines de semana. A veces tomaba el tren y a veces el coche para desplazarse a Madrid.

Su padre, su hermana y su madre resaltan que Sergio era extremadamente discreto y reservado. "Por eso no queremos publicar ninguna foto en un periódico nacional. Lo hemos hecho en e...

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Sergio, ingeniero técnico aeronáutico, empleado en Airbus, habría cumplido 29 años el 28 de marzo. Vivía en Alcalá de Henares, a medio camino entre Guadalajara y Madrid, se iba a casar en los próximos meses y ya tenía apalabrada la compra de un piso en Guadalajara, la ciudad donde nacieron sus padres y a la que solía ir los fines de semana. A veces tomaba el tren y a veces el coche para desplazarse a Madrid.

Su padre, su hermana y su madre resaltan que Sergio era extremadamente discreto y reservado. "Por eso no queremos publicar ninguna foto en un periódico nacional. Lo hemos hecho en el diario de Alcalá para sus amigos y conocidos, pero queremos respetar su forma de ser hasta el final", señala Gregorio. La familia no quiso asistir al funeral de Estado celebrado en la catedral de la Almudena con presencia de autoridades y jefes de Estado. Optó por homenajearlo en la intimidad.

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Lo último que dijo Sergio a su padre la noche antes de coger el tren fue: "Papá, ya he visto un buen piso. Ya me puedes dar el dinero que me prometiste".

"Uno nunca termina de conocer a su propio hijo", señala Gregrorio. "Siempre lo ves aquí en casa, contigo, y no cuando trabaja o cuando sale con los amigos. Pero ahora que han venido sus compañeros, los que trabajaron con él en Construcciones Aeronáuticas y Airbus, es cuando me he dado cuenta de hasta qué punto lo apreciaba todo el mundo", añade su padre.

A Sergio le gustaban las bicicletas de montaña, irse a esquiar, jugar al tenis y leer en el trayecto del tren. "Era muy tenaz en sus convicciones y nada presuntuoso. Nunca le gustó fantochear de sus éxitos ni presumir de nada", concluye su padre.-

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