MATANZA EN MADRID

Heridas psicológicas

Los heridos y sus familares pueden regularizar su situación, pero ¿se puede considerar un herido a quien padece una afección psicológica? Fuentes del Ministerio del Interior subrayan que ninguna solicitud se descarta a priori, y que no se va a aplicar ningún principio general: "Todo se examina caso a caso". La admisión de los papeles puede depender, por tanto, de si el inmigrante iba en uno de los trenes afectados, aunque saliera ileso, o si sólo sufrió una conmoción al ver el atentado en la televisión. Los ministerios de Interior y Justicia están intentando evitar, eso sí, los casos de...

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Los heridos y sus familares pueden regularizar su situación, pero ¿se puede considerar un herido a quien padece una afección psicológica? Fuentes del Ministerio del Interior subrayan que ninguna solicitud se descarta a priori, y que no se va a aplicar ningún principio general: "Todo se examina caso a caso". La admisión de los papeles puede depender, por tanto, de si el inmigrante iba en uno de los trenes afectados, aunque saliera ileso, o si sólo sufrió una conmoción al ver el atentado en la televisión. Los ministerios de Interior y Justicia están intentando evitar, eso sí, los casos de picaresca.

"Siempre hay que individualizar caso a caso", opina la viceconsejera de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, María López-Ibor, que coordina el plan de salud mental sobre el 11-M. "Los informes psicológicos de los primeros días se refieren a las reacciones de estrés agudo, y no sirven para acreditar un trastorno perdurable. Algunas de esas personas sí pueden desarrollar una afección psicológica crónica, como un trastorno de estrés postraumático perdurable, pero este síndrome sólo puede diagnosticarse entre tres y seis meses después de los atentados".

Éste es el caso de Eric, hermano de Fredy Espín, uno de los heridos del atentado. "Yo estaba en el tren con él, y no sufrí ningúna herida en el cuerpo. Lo acompañé al hospital y después me fui a mi casa. Toda la semana estuve con un timbre en los oídos, y por las noches antes de dormir, escuchaba un pum-pum, como si explotaran otras bombas en mi cabeza. Ya no tomo el metro por miedo a que suceda otra vez, y tardo más tiempo en llegar al trabajo porque me transporto en autobús. Además, ya no veo la televisión porque cuando aparecen escenas del 11-M o los testimonios de algún afectado, me acuerdo de todo como si fuera ayer" cuenta el ecuatoriano.

Sus trastornos también le provocan pesadillas, en las que vuelve a vivir las escenas de horror en la estación de Atocha. Preocupado por esta situación, su hermano le aconsejó visitar a uno de los psiquiatras que ha puesto a disposición de las víctimas el Ministerio del Interior.

Llamó al número de emergencias 112 y le asignaron el especialista correspondiente a la zona donde vive, en el Paseo de la Chopera. Eric explica: "Pasó una semana y pensé que sería algo normal. Ahora me preocupa, porque cuando estoy en el trabajo haciendo algo no pienso en esas cosas; pero en cuanto me encuentro libre de ocupaciones, no puedo dejar de pensar en la gente que vi muriéndose".

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