Carruseles de 'poneys' en Valdemorillo
Sentí indignación cuando al visitar la feria de Valdemorillo me di de bruces con uno de esos carruseles de poneys, en los que ocho o nueve caballos enanos, atados con cadenas a una especie de noria como si de esclavos se tratara, son obligados a dar vueltas y vueltas, horas y horas, día tras día, soportando ruidos ensordecedores.
Y me pregunto: ¿es ético que un Ayuntamiento autorice estas barracas de feria que suponen inflijir tanto y tan continuado sufrimiento, físico y psíquico, a estos hermosos y delicados animales?
Quiero ofrecer aquí mi total apoyo y adhesión al empeñ...
Sentí indignación cuando al visitar la feria de Valdemorillo me di de bruces con uno de esos carruseles de poneys, en los que ocho o nueve caballos enanos, atados con cadenas a una especie de noria como si de esclavos se tratara, son obligados a dar vueltas y vueltas, horas y horas, día tras día, soportando ruidos ensordecedores.
Y me pregunto: ¿es ético que un Ayuntamiento autorice estas barracas de feria que suponen inflijir tanto y tan continuado sufrimiento, físico y psíquico, a estos hermosos y delicados animales?
Quiero ofrecer aquí mi total apoyo y adhesión al empeño de la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA) en conseguir la erradicación de estos carruseles, porque la tendencia de toda sociedad que se tenga por europeísta y civilizada, en este siglo XXI, debe ser la de eliminar la utilización de animales vivos en ferias, concursos, o en cualesquier otros eventos.