Análisis:Inversión | CONSULTORIO

Flujos financieros

La balanza de pagos española correspondiente a 2003 ha puesto de manifiesto un incremento anual del 32% en el déficit corriente, hasta alcanzar casi 22.000 millones de euros, equivalentes a un 3% del producto interior bruto (PIB). A este desequilibrio exterior ha contribuido de forma notable el empeoramiento de la cobertura comercial, por un mayor crecimiento de las importaciones de bienes que de las exportaciones, que no ha sido compensado por la evolución favorable de la balanza de turismo. Sin duda, el modelo de crecimiento de la economía española, caracterizado por el dinamismo de la deman...

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La balanza de pagos española correspondiente a 2003 ha puesto de manifiesto un incremento anual del 32% en el déficit corriente, hasta alcanzar casi 22.000 millones de euros, equivalentes a un 3% del producto interior bruto (PIB). A este desequilibrio exterior ha contribuido de forma notable el empeoramiento de la cobertura comercial, por un mayor crecimiento de las importaciones de bienes que de las exportaciones, que no ha sido compensado por la evolución favorable de la balanza de turismo. Sin duda, el modelo de crecimiento de la economía española, caracterizado por el dinamismo de la demanda interna, ha tenido una importancia relevante en el creciente desequilibrio exterior.

Al margen de las consideraciones en torno a la magnitud y evolución del déficit corriente, conviene detenerse en la financiación del mismo. Tradicionalmente, el crónico desequilibrio exterior español venía financiándose en gran medida con las entradas de capital en concepto de inversión directa y de cartera. Sin embargo, el fuerte deterioro registrado en ambos tipos de entradas de capitales ha dado un vuelco en los flujos financieros de España frente al exterior, ya que en 2003 han sido las entidades financieras, con apelaciones a los mercados financieros externos, las encargadas de cuadrar las cuentas externas de la economía española.

Concretamente, la entrada neta de flujos en concepto de préstamos y depósitos creció de forma espectacular hasta más de 51.000 millones de euros, triplicándose respecto a 2002. Dicha cifra ha permitido, por otra parte, equilibrar la situación de liquidez de las entidades financieras españolas, enfrentadas a un crecimiento de la inversión crediticia (sobre todo hipotecaria), que supera en cuatro o cinco veces la captación de ahorro de clientes. La apelación a otros sistemas bancarios, sobre todo centroeuropeos, en los que la situación es justamente la inversa, constituye el mejor ejemplo de vasos comunicantes en un sistema financiero europeo cada vez más integrado.

Ángel Berges y David M. Turégano son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Analistas).

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