Nuestro Madrid /2
Resido en Alcalá de Henares. Me gustaría describirles cinco minutos de este 12 de marzo: Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá. 12.00 horas. Enfrente, el Hospital Príncipe de Asturias. Las entradas de ambos edificios, repletas de gente con miradas perdidas en el horizonte. Pero pocos, casi ninguno, miran al suelo. Permanecemos callados durante unos minutos.
De repente, el aplauso de las gentes del hospital, que está a unos 500 meetros, nos despierta del silencio absoluto, de las reflexiones con nosotros mismos. Y aplaudimos con ellos. Ésa es la bandera que debe enarbolar la g...
Resido en Alcalá de Henares. Me gustaría describirles cinco minutos de este 12 de marzo: Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá. 12.00 horas. Enfrente, el Hospital Príncipe de Asturias. Las entradas de ambos edificios, repletas de gente con miradas perdidas en el horizonte. Pero pocos, casi ninguno, miran al suelo. Permanecemos callados durante unos minutos.
De repente, el aplauso de las gentes del hospital, que está a unos 500 meetros, nos despierta del silencio absoluto, de las reflexiones con nosotros mismos. Y aplaudimos con ellos. Ésa es la bandera que debe enarbolar la gente común, los anónimos que deseamos vivir en paz. Españoles, extranjeros. De aquí y de allí. De donde sea.
En este país, donde la solidaridad es una característica sobradamente demostrada, hay sustrato suficiente para cambiar las cosas desde nuestras posibilidades, al nivel más cotidiano. Los ciudadanos debemos tomar el papel protagonista de este asunto (antes, incluso, que los partidos políticos).
Han atentado contra todos los que iban en el tren y contra todos los que tuvimos la suerte de no ir en él. Debemos responder con la paz y la palabra. Y contagiar nuestra respuesta al resto del mundo.
Un abrazo para todos de un estudiante de 21 años, que sufre con las víctimas, pero que se ha cargado de esperanza al comprobar que la gente común está preparada para responder.