Reportaje:FÚTBOL | Liga de Campeones: el último sorteo

El campeón va a más

El Milan de Kaká es una máquina versátil y efectiva

El Milan ganó la última Champions por penaltis tras una final mezquina y sin goles frente al Juventus. Pero este Milan no es aquél: es mucho mejor. El equipo de los diablos rojinegros ha mejorado el control de las bandas con Cafú (Roma) y Pancaro (Lazio) y ha tenido la inmensa fortuna de contratar a un joven brasileño, Kaká, un proyecto de Pelé. No conviene juzgar al club de Silvio Berlusconi por la final intercontinental contra el Boca Juniors. Ahora es una de las máquinas futbolísticas más versátiles y efectivas. En la Liga italiana es líder destacado con 61 puntos y puede pulv...

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El Milan ganó la última Champions por penaltis tras una final mezquina y sin goles frente al Juventus. Pero este Milan no es aquél: es mucho mejor. El equipo de los diablos rojinegros ha mejorado el control de las bandas con Cafú (Roma) y Pancaro (Lazio) y ha tenido la inmensa fortuna de contratar a un joven brasileño, Kaká, un proyecto de Pelé. No conviene juzgar al club de Silvio Berlusconi por la final intercontinental contra el Boca Juniors. Ahora es una de las máquinas futbolísticas más versátiles y efectivas. En la Liga italiana es líder destacado con 61 puntos y puede pulverizar todas las marcas.

Atrás, el Milan es más que sólido. Bajo los palos está Dida, que ha conseguido que los términos "portero" y "brasileño" dejen de ser tan mutuamente excluyentes como "música" y "militar". Acumula este curso las mejores estadísticas y exhibe seguridad en las salidas, reflejos en el área pequeña y autoridad sobre sus compañeros. No tanta, claro, como Maldini, cuyo nombre basta para infundir respeto. Al central zurdo de la eterna juventud se unen Nesta como marcador central, Cafú por la derecha y Pancaro por la izquierda. Costacurta, otro anciano que se mantiene ágil, funciona como recambio para las emergencias.

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Por delante de la defensa de cuatro, Carlo Ancelotti, el técnico, solía alinear una media de cinco jugadores y a un solo punta. Tenía dos razones: el rematador Inzaghi arrastraba lesiones y parecía una lástima dejar en el banquillo a un mediapunta como Rui Costa. Eso se acabó desde que Berlusconi, dueño y señor del Milan y de muchas cosas más, estableció en público y por escrito, hace tres semanas, "la ley de los dos puntas". Desde entonces, Ancelotti utiliza al tiempo a Inzaghi, ya cerca de su mejor forma, y Shevchenko, que dedicó la primera parte de la temporada a hartarse de goles en los partidos rutinarios y a racanear en los importantes y que en la recta final ha recuperado todas sus capacidades. Inzaghi es liviano, egoísta e intrascendente en el juego de equipo; su misión es marcar y la cumple. Shevchenko es rápido, móvil, propenso a las irrupciones por la derecha, pero confortable en una gran zona de terreno y tan letal como Inzaghi. Por si alguno falla, Ancelotti cuenta con Tomasson.

Entre la defensa y la delantera se acumula una formidable potencia. El director es Pirlo, un interior reconvertido en medio centro de lujo, capaz de minutar los pases cortos, efectuar desplazamientos largos y disparar desde lejos. Por la derecha se pelea Gatusso, el bulldog: la grada le adora más que el balón; en realidad, su misión consiste en presionar y mantener al máximo las pulsaciones anímicas de sus compañeros. Por la izquierda prospera un Seedorf más efectivo y disciplinado que en el Madrid. Y en la media punta resplandece Kaká, un portento de 21 años, rápido, elegante y feliz.

Kaká, en un partido ante el Sampdoria.REUTERS

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