Columna

Voy a votar

Tengo que esforzar mi memoria y buscar muy dentro de mi corazón para encontrar unos días tan tristes como los que estoy pasando con mi familia y con mis amigos. No los encuentro. He recordado la muerte de mis padres. También la de uno de esos amigos de toda la vida que tenía, y que ya no tengo. Hoy estoy más triste. Es verdad que entonces también lo estaba. Sé que ayer me encontraba conmovido y desorientado. Sé que pensaba, como sin pensar. Sintiendo que las lágrimas corrían por mis mejillas, por las de mi familia, por las de mis amigos y por todos los que queríamos a quiénes acababan de dejar...

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Tengo que esforzar mi memoria y buscar muy dentro de mi corazón para encontrar unos días tan tristes como los que estoy pasando con mi familia y con mis amigos. No los encuentro. He recordado la muerte de mis padres. También la de uno de esos amigos de toda la vida que tenía, y que ya no tengo. Hoy estoy más triste. Es verdad que entonces también lo estaba. Sé que ayer me encontraba conmovido y desorientado. Sé que pensaba, como sin pensar. Sintiendo que las lágrimas corrían por mis mejillas, por las de mi familia, por las de mis amigos y por todos los que queríamos a quiénes acababan de dejarnos.

Hoy, que he tenido la suerte que mis hijos, mi familia y mis amigos no están entre los muertos, he sentido la muerte muy de cerca. Tan de cerca que me he puesto a llorar. Tan de cerca que he llorado como si Antonio, Oswaldo, Patricia o aquel inmigrante que no sé cómo se llama, fueran mis hijos. Tan de cerca que hoy más que ayer he sentido que estos muertos son más muertos que los que algún día lloré. Tan de cerca que a estos muertos los quiero. Los voy a querer toda mi vida.

Sin embargo, sé que no debo seguir llorándolos. Sé que hoy, más que ayer, mi tristeza no debe convertirse en desánimo. Sé que hoy, más que ayer, mi desaliento y mis lágrimas no pueden trasformarse en desesperación. Hoy, más que ayer, sé que os quiero. Seáis de Madrid, de Cataluña de Bermeo o de Durango, las lágrimas de los que os querían y os quieren son mis lágrimas. Que yo, que no soy de Madrid aunque mi hija pequeña sí lo es, y que tampoco soy de Bermeo, también os quiero porque el origen, porque la tierra, porque el color, no marcan ni van a marcar nunca mis sentimientos.

Hoy que es ayer, y que será mi mañana, sólo puedo decir esto. Hoy que es vuestro pasado porque habéis muerto, porque os han matado con la razón y con la sinrazón, sé que sois algo mío.

Es posible que si os dijera que, en vuestro honor, voy a votar mañana muchos no lo entenderíais. Sin embargo, lo voy a hacer. Es la única forma de demostrar mi libertad en un Estado que quiere ser libre. Claro que a vosotros, a los que habéis muerto, puede que ya no os importe mi voto. Pero, os importe o no, es vuestro siendo mío, y os voy a llevar muy dentro. Mañana voy a votar.

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