Reportaje:CLÍNICO SAN CARLOS | MATANZA EN MADRID | Atención médica

"No responde"

"Iba en el tren, no ha llegado al trabajo, no contesta al móvil, es rubia, de ojos claros", repetía deseperada una mujer. Pero, sin apellidos, los informadores del Clínico San Carlos no podían encontrarla.

Ayer se fumaba en el hospital. Entre los familiares que masticaban la tensión, Gregorio Benito se entera de que su sobrina ha salvado la vida. "Menos mal, porque su padre murió hace cuatro años y esto hubiera sido terrible. Me han dejado verla, tiene un edema pulmonar y la cara llena de metralla, pero no está en la UVI". La chica tiene 19 años, estudia Psicoterapia y su bomba fue en E...

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"Iba en el tren, no ha llegado al trabajo, no contesta al móvil, es rubia, de ojos claros", repetía deseperada una mujer. Pero, sin apellidos, los informadores del Clínico San Carlos no podían encontrarla.

Ayer se fumaba en el hospital. Entre los familiares que masticaban la tensión, Gregorio Benito se entera de que su sobrina ha salvado la vida. "Menos mal, porque su padre murió hace cuatro años y esto hubiera sido terrible. Me han dejado verla, tiene un edema pulmonar y la cara llena de metralla, pero no está en la UVI". La chica tiene 19 años, estudia Psicoterapia y su bomba fue en Entrevías. La familia se pasó la mañana buscando de hospital en hospital hasta dar con la muchacha en el Clínico San Carlos.

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En las listas de este centro buscaba a su nieta la familia Gallardo Pérez. La abuela se frotaba las manos, los ojos enrojecidos: "No responde al móvil. Coge ese tren todos los días. No hay castigo", seguía retorciéndose las manos. Al rato la encontraron y, en esos momentos estaba en "estado crítico".

El Clínico funcionó ayer a todo gas. Ingresaron a 76 heridos y dieron el alta a 45. Seis de los que quedaban estaban graves; uno murió. La cocina nunca hizo más tilas; la lavandería no daba abasto; la recogida de sangre colgó el completo; los sacerdotes movilizados por el Obispado se sumaron a los psicólogos. Los estudiantes querían ayudar pero les echaron para que no estorbaran. Una de ellas reconoce a una mujer: "No me digas que vienes buscando a alguien", afirma sin preguntar. La señora se derrumba entre sollozos: "A mi cuñada", consigue decir. El Clínico tenía unos cinco pacientes sin reclamar.

Sospechan que esos nombres ya recibieron el alta.

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Una herida en la explosión llora cogida de la mano de un sanitario en Atocha.EFE

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