Aralar recalca que "no se amilanará" ante el acoso de Batasuna
Patxi Zabaleta, el máximo dirigente de Aralar, la formación escindida de Batasuna a la que los radicales acusan de querer sacar provecho electoral de su ilegalización, aseguró ayer que su grupo "no se va a amilanar" por el acoso que viene sufriendo durante esta campaña electoral, aunque reconoció que la situación no es "cómoda ni agradable".
"Se confunden de enemigo", recalcó Zabaleta en referencia a los autores de los ataques, que no dudó en atribuir a sectores de la izquierda abertzale, de la que su formación se reclama parte. "Somos parte de la izquierda abertzale", agr...
Patxi Zabaleta, el máximo dirigente de Aralar, la formación escindida de Batasuna a la que los radicales acusan de querer sacar provecho electoral de su ilegalización, aseguró ayer que su grupo "no se va a amilanar" por el acoso que viene sufriendo durante esta campaña electoral, aunque reconoció que la situación no es "cómoda ni agradable".
"Se confunden de enemigo", recalcó Zabaleta en referencia a los autores de los ataques, que no dudó en atribuir a sectores de la izquierda abertzale, de la que su formación se reclama parte. "Somos parte de la izquierda abertzale", agregó Zabaleta, en una comparecencia para denunciar un nuevo ataque contra su sede en Vitoria, inaugurada el sábado. Desde entonces, el local ha padecido pintadas con insultos como "buitres carroñeros". El martes amaneció con las cerraduras inutilizadas por clavos introducidos en su interior, hecho por el que sus responsables pusieron una denuncia ante la Ertzaintza.
También en Guipúzcoa aparecieron carteles electorales con pintadas contra su primer candidato, Xabier Sarasua, a quien se tilda de "diruzale" (pesetero) y "criado de los españoles". En localidades como Lekeitio, Zarautz y Leioa ha habido igualmente incidentes con pancartas y panfletos insultantes.
El martes, el ex miembro de la Mesa Nacional de HB Josu Iraeta firmaba en Gara un artículo en el preguntaba a Zabaleta por sus "conocimientos" acerca de un "hipotético proceso negociador para liquidar a ETA" y le advertía de que "está buceando en aguas profundas" y de las "graves e imprevisibles consecuencias" que puede acarrear su forma de hacer política.