LA CRÓNICA | ELECCIONES 2004

Las atractivas campañas a cuatro o cinco

Las campañas electorales son más intensas y atractivas cuando no se reducen a una batalla bipartidista. La prueba es probablemente Cataluña, donde parece haber más ambiente que en el resto de España. Los votantes catalanes lo tienen perfectamente claro: lo que se discute es el Gobierno de España, no simplemente las voces catalanas en el Congreso. Se trata de saber quién va a ser presidente del Gobierno, y los catalanes parecen bastante más movilizados y motivados que en otros lugares de España. Desde luego, nada que ver con el País Vasco, donde las elecciones están cubiertas con ...

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Las campañas electorales son más intensas y atractivas cuando no se reducen a una batalla bipartidista. La prueba es probablemente Cataluña, donde parece haber más ambiente que en el resto de España. Los votantes catalanes lo tienen perfectamente claro: lo que se discute es el Gobierno de España, no simplemente las voces catalanas en el Congreso. Se trata de saber quién va a ser presidente del Gobierno, y los catalanes parecen bastante más movilizados y motivados que en otros lugares de España. Desde luego, nada que ver con el País Vasco, donde las elecciones están cubiertas con un cierto manto de indiferencia. Aquí, en Barcelona, hasta la cartelería es más brillante.

La publicidad más llamativa es la del cabeza de lista de CiU, Josep Antoni Duran (desapareció "Lleida") porque ha incorporado una auténtica novedad que no se ve en el resto de España y que es muy de agradecer: sus carteles no reproducen una misma imagen estática, sino posiciones distintas del candidato, leyendo, riéndose, hablando o pensativo. Siguiendo los carteles de CiU a lo largo de una calle o avenida, parece casi una secuencia cinematográfica.

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Duran no comparte carteles con Artur Mas ni con Jordi Pujol. A veces le acompañan en algunos mítines, o realizan actos de campaña por su cuenta, pero el protagonismo está en manos, casi exclusivamente, del número uno por Barcelona.

Se podría decir que esta campaña no va a fortalecer en nada la imagen de Artur Mas como líder del nacionalismo catalán, ni en Cataluña ni fuera de Cataluña. Si llega la hora de la verdad, es decir si Rajoy pierde la mayoría absoluta y precisa el apoyo de CiU, será uno más, con Duran y Pujol, a la hora de decidir qué se hace. De momento, los nacionalistas catalanes no dan muchas pistas. Las cuatro imágenes distintas de Duran hacen la misma e inconcreta promesa: "Sentido común".

El mensaje del PSC es el más claro de todos. Los socialistas catalanes apuestan el resto, a las bravas y muy directamente, por José Luis Rodríguez Zapatero: "Si gana Zapatero, gana Cataluña", dice su principal lema. El primer secretario del PSC y número uno por Barcelona, José Montilla, comparte carteles y anuncios con el candidato del PSOE, pero está claro que no se trata de que gane Montilla, sino de que gane Zapatero. La propaganda no lo disfraza lo más mínimo y se diría que Montilla hace mucho más campaña por Zapatero que por sí mismo.

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Casi lo mismo que pasa en Andalucía, donde Manuel Chaves está en estas elecciones mucho más volcado en defensa de la candidatura del secretario general del PSOE a presidente del Gobierno que de la suya propia como candidato a la Junta andaluza. Zapatero no podrá decir, desde luego, el día 15 que no ha contado con todo el apoyo de las dos máximas organizaciones socialistas: la andaluza y la catalana.

La experiencia demuestra que los procesos electorales dificultan normalmente las relaciones entre los socios de un mismo Gobierno. En el caso catalán no sucede nada de eso. Quizás sea por el "caso Carod", pero lo cierto es que los miembros del tripartito se mueven, de momento, con muchísimo cuidado para no atacarse ni agredirse. Si tienen razón las encuestas, ERC se beneficiará tanto de la reacción adversa que puede haber provocado en el electorado catalán la desproporcionada y feroz reacción del Gobierno contra Carod Rovira, como de ese "pacifismo interno" que parece mantener a ERC en una burbuja.

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