LA CRÓNICA | ELECCIONES 2004

La pelea por el voto útil de 2004... y de 2008

Éstas no son, desde luego, unas elecciones más. Se juega el gobierno de la nación, pero también la situación interna de los dos grandes partidos políticos del país, PP y PSOE, en los próximos cuatro años.

De que Mariano Rajoy pierda la mayoría absoluta pueden depender muchas cosas, entre otras su control del Partido Popular y la posibilidad, que irrita sobremanera a José María Aznar, de que se abra una investigación parlamentaria sobre cómo y por qué tomó la decisión de participar en la guerra de Irak, parecida a la que se va a desarrollar en Gran Bretaña y en EE UU, con consecuencias i...

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Éstas no son, desde luego, unas elecciones más. Se juega el gobierno de la nación, pero también la situación interna de los dos grandes partidos políticos del país, PP y PSOE, en los próximos cuatro años.

De que Mariano Rajoy pierda la mayoría absoluta pueden depender muchas cosas, entre otras su control del Partido Popular y la posibilidad, que irrita sobremanera a José María Aznar, de que se abra una investigación parlamentaria sobre cómo y por qué tomó la decisión de participar en la guerra de Irak, parecida a la que se va a desarrollar en Gran Bretaña y en EE UU, con consecuencias imprevisibles.

La victoria absoluta de Rajoy sería la única manera de conseguir el espaldarazo que necesita su liderazgo en el partido, todavía no muy asentado y posiblemente "tocado" por las críticas subterráneas que despiertan algunos aspectos de su campaña. Todo desaparecería, sin embargo, como por ensalmo, ante una victoria clara.

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Curiosamente, también está en juego el control interno en el PSOE, saber si los "barones" pierden definitivamente toda su fuerza y si José Luis Rodríguez Zapatero se convierte en la única referencia de su partido. Si, como dicen las encuestas, aunque no gane, Zapatero logra romper la mayoría popular y aumentar sensiblemente el voto socialista, el PSOE dará un vuelco y pocos se atreverán ya a discutir el equipo que proponga el secretario general en el inmediato congreso de verano.

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La tranquilidad de que hace gala Zapatero puede deberse a ese convencimiento de que, para él, esta campaña no sólo es la de 2004, sino también la de 2008. Desde luego, su insistencia en que quiere gobernar en solitario, sin coaliciones ni alianzas permanentes, o su anuncio de los posibles miembros de su gabinete, incluido el siempre negociable ministro de Asuntos Exteriores, tendría más sentido dentro de ese análisis a medio plazo que únicamente cara al próximo día 14. La idea es no dar la impresión de que el dirigente socialista tiene prisa o de que pretende presidir un "gobierno tripartito", ni ahora ni nunca.

Ese mismo convencimiento, sin embargo, es el que irrita extraordinariamente a Izquierda Unida. Toda su campaña se está desarrollando en torno a ese punto: los socialistas no van a gobernar porque no quieren hacerlo con otros partidos, luego en esta ocasión tiene menos sentido que nunca el llamado "voto útil".

A Gaspar Llamazares, como es lógico, no le gusta nada la idea de que vaya "calando" una imagen del Partido Socialista en solitario. A él también le interesa "invertir" en 2008, sobre todo si la campaña de 2004 le sirve para conectar con los centenares de miles de nuevos votantes que disputa al PSOE. Las dos organizaciones confían en atraerse a ese sector de jóvenes que, según las encuestas, se mueven por registros solidarios pero que actúa "fuera del sistema", poco convencido del papel de los partidos políticos.

Llamazares hace una campaña dura pero personalmente tranquila porque es uno de los pocos dirigentes "nacionales" que no se juega el liderazgo en estas elecciones. Salvo auténtica catástrofe, nadie pone en duda su continuidad al frente de la organización.

El dirigente de IU se está recorriendo casi toda España, con un mensaje directo y claro en el que la guerra de Irak sigue jugando un papel muy importante. En muchas ocasiones está acompañado por Rosa Aguilar, la alcaldesa de Córdoba. Lo curioso es que Aguilar, que no quiere mezclarse con los problemas internos de la IU andaluza, no se deja ver en la campaña autonómica y que, pese a ser muy popular, no acompaña al candidato de IU a la presidencia de la Junta, Diego Valderas, en casi ningún acto electoral.

La imagen de Llamazares tampoco aparece, casi, en los carteles y vallas, pocos, que IU ha podido pagar en Andalucía En Sevilla, la ausencia es clamorosa porque sólo se ven carteles de IU para las elecciones autonómicas, mientras que PP y PSOE dividen los esfuerzos con Rajoy, Teófila Martínez y Javier Arenas, por un lado, y Zapatero y Manuel Chaves, por otro.

Incluso los lemas son distintos. En las autonómicas, el PP proclama "Más para Andalucía, mejor para ti", un lema con un cierto regusto económico, mientras que el PSOE mezcla economía y toque racial: "Andalucía se crece". Diego Valderas, que según las encuestas puede perder varios escaños en el Parlamento regional, pide confianza para "Un cambio de verdad. Palabra".

El candidato de IU, Gaspar Llamazares, durante el mitin de ayer en Bilbao.LUIS ALBERTO GARCÍA

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