La izquierda confía en acortar distancias en la recta final de la campaña electoral
Más de 300.000 personas, según cálculos modestos, que formaban un verdadero mar de banderas verdes y blancas, los colores del PASOK, se reunieron anoche para escuchar a su líder, Yorgos Papandreu, en el mitin de cierre de campaña celebrado en la avenida Alexandras de Atenas. Las palabras del líder socialista recordando a viejos símbolos del partido como su padre Andreas y la ministra y actriz Melina Mercouri al tiempo que auguraba una nueva era para Grecia eran coreados por los gritos de "¡El PASOK está aquí, fuerte y unido!" y "¡El pueblo no olvida lo que significa la derecha!".
Según ...
Más de 300.000 personas, según cálculos modestos, que formaban un verdadero mar de banderas verdes y blancas, los colores del PASOK, se reunieron anoche para escuchar a su líder, Yorgos Papandreu, en el mitin de cierre de campaña celebrado en la avenida Alexandras de Atenas. Las palabras del líder socialista recordando a viejos símbolos del partido como su padre Andreas y la ministra y actriz Melina Mercouri al tiempo que auguraba una nueva era para Grecia eran coreados por los gritos de "¡El PASOK está aquí, fuerte y unido!" y "¡El pueblo no olvida lo que significa la derecha!".
Según los sondeos internos y secretos del PASOK -en Grecia está prohibida la publicación de encuestas durante los 15 días anteriores a las elecciones- los socialistas habrían reducido la ventaja de los conservadores de Nueva Democracia a poco más de un punto. El problema es que las encuestas de sus adversarios apuntan en sentido contrario. El complejo sistema electoral permite que una diferencia de sólo 70.000 votos signifique la victoria y además por mayoría absoluta, como ocurrió en 2000.
El resultado dependerá fundamentalmente de cómo voten las regiones urbanas de Atenas, El Pireo y Salónica y la zona agrícola de Grecia central. Las tres primeras han votado tradicionalmente a los socialistas pero éstos han perdido el apoyo incondicional de los profesionales, funcionarios y pequeños empresarios. La última ha sido tradicionalmente un granero de votos para los conservadores de Nueva Democracia.