Reportaje:

Un siglo en las piernas

Carmen Latorre tiene 100 años y lleva 20 apadrinando niños

-Carmen, ¿qué le pasa en las piernas?

-A ellas no les pasa nada, es a todo el cuerpo...

Carmen Latorre ya casi no camina. Tiene 100 años y en su fiesta de cumpleaños de ayer estuvo el presidente andaluz, Manuel Chaves. Placa de honor y aplausos en la residencia de ancianos de la plaza Pozo Santo de Sevilla donde vive.

Carmen no sólo tiene el mérito de haber vivido un siglo; ella es una de las socias más antiguas de Ayuda en Acción, una ONG que apadrina niños de los países subdesarrollados.

Cuando Carmen ya era vieja, hace 22 años, Ayuda en Acción empezaba a dar los ...

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-Carmen, ¿qué le pasa en las piernas?

-A ellas no les pasa nada, es a todo el cuerpo...

Carmen Latorre ya casi no camina. Tiene 100 años y en su fiesta de cumpleaños de ayer estuvo el presidente andaluz, Manuel Chaves. Placa de honor y aplausos en la residencia de ancianos de la plaza Pozo Santo de Sevilla donde vive.

Carmen no sólo tiene el mérito de haber vivido un siglo; ella es una de las socias más antiguas de Ayuda en Acción, una ONG que apadrina niños de los países subdesarrollados.

Cuando Carmen ya era vieja, hace 22 años, Ayuda en Acción empezaba a dar los primeros pasos. Carmen vio las imágenes que tantas veces se emiten en el telediario. Pero en vez de apartar la mirada o quejarse de que salgan esas desgracias a la hora de comer, decidió hacer algo. "Cuando veía a los niños con esos ojos tan grandes y con las costillas tan marcadas me daba pena". Cogió el teléfono y llamó a Ayuda en Acción. Apadrinó a un niño de la India.

Carmen estuvo enviándole dinero durante años, hasta que el niño cumplió los 15. "Se ha hecho sastre". Cuenta que para ella es una "satisfacción muy grande" porque ha conseguido "sacar del fango a ese niño".

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A Carmen le gustó la experiencia. Así que luego decidió apadrinar a otra niña, que también se hizo mayor y acabó "colocada". No sé sabe muy bien cómo consigue estirar su pensión para sacar 180 euros todos los años. "Cuando dejé de trabajar, cobraba 800 pesetas al mes, así que mi pensión es muy baja". Carmen trabajó durante 22 años en una oficina de una empresa de perfumería. "En los setenta, la casa se vino a ruina y nos echaron a todos a la calle sin indemnización".

Pese a los apuros económicos, Carmen sigue pagando todos los años su contribución. Ahora, tiene apadrinada a otra niña de la India. "Con el dinero que mando le dan ropa, calzado, educación y una ayuda para la familia". Incluso llegó a escribir cartas a los chavales: "Cómo yo no sé el idioma suyo, las mandaba a Madrid y allí las traducían". Cuenta que ellos le devolvían dibujos "muy bien hechos y muy limpios".

Quizás Carmen ha encontrado en los apadrinamientos a los hijos que nunca tuvo. "Me casé muy mayor, en 1948", comenta. Su marido, "lo más bonito" que nunca le ha pasado, falleció en 1979. En su habitación de la residencia, en la que vive desde hace ocho años, cuelga una fotografía de él. Carmen sólo tiene que girar la cabeza para verlo desde el sillón en el que suele pasar las tardes. En su regazo, una manta que tapa unas piernas a las que lo único que les pasa es que tienen 100 años.

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