Cruz de Castro pone música al 'Berlín' de Walter Ruttmann

Fue una obra pionera en el cine documental. Es imagen muda, pero dentro sus piezas se mueven con la destreza de una obra musical. La película Berlín, sinfonía de una ciudad (1927), de Walter Ruttmann, se proyecta hoy en el teatro de la Zarzuela, de Madrid, en una sesión que contará con un estreno orquestal inspirado en ella, la música que ha compuesto el creador español Carlos Cruz de Castro (Madrid, 1941) para acompañar el relato de la ciudad real, pero ya desaparecida, de aquel Berlín de entreguerras.

"La estructura de la película me ha ayudado mucho", dice el compositor. "Tien...

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Fue una obra pionera en el cine documental. Es imagen muda, pero dentro sus piezas se mueven con la destreza de una obra musical. La película Berlín, sinfonía de una ciudad (1927), de Walter Ruttmann, se proyecta hoy en el teatro de la Zarzuela, de Madrid, en una sesión que contará con un estreno orquestal inspirado en ella, la música que ha compuesto el creador español Carlos Cruz de Castro (Madrid, 1941) para acompañar el relato de la ciudad real, pero ya desaparecida, de aquel Berlín de entreguerras.

"La estructura de la película me ha ayudado mucho", dice el compositor. "Tiene cinco partes como cinco movimientos de una sinfonía, de ahí también que se titule así. La intención de imprimir un ritmo musical a la obra estaba clara por parte de Ruttmann", cree Cruz de Castro.

Comienza con el amanecer, continúa con una segunda parte de preludio de actividad, de incorporación a los ritmos; le sigue la plena vorágine de una ciudad viva a la que se unen las dos partes finales, una de detención, contemplación y caída de la tarde, y, por último, un telón de noche luminoso y alegre. "Son cinco caracteres, cinco estados de ánimo que dan lugar a cinco movimientos dentro del discurso total", asegura su autor, que ha escrito más de una hora de música para 17 instrumentos.

Ciudad ajena

Pero es una ciudad ajena a la de hoy, un tanto desconocida, que ha impresionado al creador. "No aparece un Berlín reconocible como tal. Es una ciudad que ya se ha extinguido aunque no sólo nos resulta así por ser un lugar que fue arrasado tras el trauma de la guerra. Hay una intención del cineasta de mostrarnos una visión muy personal de la ciudad, donde aparecen los barrios marginales y no la Puerta de Brandenburgo".

Es un Berlín esperanzado y desesperado, plagado de vendedores ambulantes y nublado por tragedias como la del suicidio: "En la película se filma un suicidio no de manera explícita, pero sí clara. Una mujer se dirige a un puente y luego se muestra el agua del río moviéndose y una multitud revoloteando. Es una escena bastante impactante", afirma Cruz de Castro.

Con esos elementos, el compositor no ha podido evitar la tensión instrumental en su obra. "Es crucial para describir las vorágines y ese tipo de episodios trágicos", asegura. Aunque siempre resguardando su nueva obra de una relación directa con la película. "Creo que debe poder escucharse como una pieza independiente, no es una banda sonora para la película, es una obra con su entidad propia", asegura el autor, que nunca había escrito música para cine aunque sí para el teatro, y que se declara decidido admirador en este género de los grandes maestros italianos, como el gran Nino Rota o Ennio Morricone.

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