Editorial:

Kerry se crece

La candidatura presidencial de John F. Kerry se ha afianzado tras su victoria en cinco de las siete primarias del martes, aunque, afortunadamente para los demócratas, la carrera sigue viva con los triunfos del senador John Edwards en Carolina del Sur y del ex general Wesley Clark en Oklahoma. El calendario electoral y lo visto hasta ahora sugieren que quizá no haya que esperar mucho más allá del supermartes 2 de marzo, cuando Nueva York y California decidan sus votos electorales, para conocer al rival de George Bush en la carrera hacia la Casa Blanca.

La asignatura pendiente de J...

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La candidatura presidencial de John F. Kerry se ha afianzado tras su victoria en cinco de las siete primarias del martes, aunque, afortunadamente para los demócratas, la carrera sigue viva con los triunfos del senador John Edwards en Carolina del Sur y del ex general Wesley Clark en Oklahoma. El calendario electoral y lo visto hasta ahora sugieren que quizá no haya que esperar mucho más allá del supermartes 2 de marzo, cuando Nueva York y California decidan sus votos electorales, para conocer al rival de George Bush en la carrera hacia la Casa Blanca.

La asignatura pendiente de J. F. K. es el crucial sur de EE UU, donde no ha conseguido detener a Edwards ni descartar a Clark. Pero, tras su arranque fulgurante en Iowa y New Hampshire, entre los votantes demócratas parece ir abriéndose paso la idea de que el senador por Massachusetts ofrece las mejores posibilidades de derrotar a Bush. Y no precisamente por su larga experiencia en el Congreso, donde Kerry no ha sido una luminaria, o por su hoja de servicios en Vietnam, aunque las medallas pueden acabar convirtiéndose en argumento electoral frente a un presidente que encontró cobijo en la Guardia Nacional durante los años de la guerra en Asia.

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La incipiente campaña ha mostrado que la oposición a la posguerra de Irak o la descalificación masiva de quienes mandan en Washington no son, contra la opinión del naufragante Howard Dean, los temas que más preocupan a los ciudadanos. En este punto, la figura del moderado Kerry, con las limitaciones mostradas en veinte años de vida pública, emerge como la más consistente. El elitista senador de Boston cabalga sobre la pragmática asunción de que es la mejor apuesta posible en el campo demócrata. Ése es ahora su punto fuerte. Que quizá podría acentuarse si los próximos resultados le facilitaran la tarea de convencer a Edwards -encanto sureño y glamour de Nueva Inglaterra- para que le acompañe como candidato a la vicepresidencia.

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