OPINIÓN DEL LECTOR

Madre querida

El pasado día 24 de enero falleció mi madre en Villa del Prado, provincia de Madrid y la trajimos al tanatorio Sur de Madrid. Nos habían telefoneado a las seis de la mañana desde la residencia donde se encontraba para decirnos que había empeorado y que fuésemos urgentemente mi hermana y yo. Antes de coger un taxi compré el ejemplar de EL PAÍS como suelo hacerlo todos los sábados, pues mi hijo colecciona el suplemento Babelia.

Una vez en el tanatorio y mientras esperaba que colocasen el féretro con el cadáver de mi madre, solo como estaba en la habitación 33 y para no volverme loc...

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El pasado día 24 de enero falleció mi madre en Villa del Prado, provincia de Madrid y la trajimos al tanatorio Sur de Madrid. Nos habían telefoneado a las seis de la mañana desde la residencia donde se encontraba para decirnos que había empeorado y que fuésemos urgentemente mi hermana y yo. Antes de coger un taxi compré el ejemplar de EL PAÍS como suelo hacerlo todos los sábados, pues mi hijo colecciona el suplemento Babelia.

Una vez en el tanatorio y mientras esperaba que colocasen el féretro con el cadáver de mi madre, solo como estaba en la habitación 33 y para no volverme loco abrí el periódico y comencé a leer las Cartas al director, el artículo de Umberto Eco y otros, y os doy las gracias por la compañía que me hicisteis en el día más triste de la vida de un hombre, en tan dura espera.

Ahí estaban los personajes de Forges, El Roto, Máximo y Peridis mirándome y acogiéndome en mi dolor. Cuando en la otra vida nos volvamos a encontrar yo llenaré los tinteros y limpiaré las plumas de Schopenhauer, Dostoievski, Dickens, O'Henry, Stefan Zweig, Conan Doyle, Tolstói y Simenon y también subiré el papel que necesiten Antonio Fraguas, Peridis y los otros para seguir siempre con su compañía. Gracias de todo corazón.

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