Reportaje:

Policías en las aulas

El instituto de Dos Hermanas Torre de los Herberos pide la presencia de agentes para imponer el orden

"Esto no es el Bronx neoyorquino, aunque los últimos incidentes han desbordado la paciencia de los profesores". El director del Instituto Torre de los Herberos, Elías Ramírez, explicaba ayer así el hartazgo de muchos de los maestros de este centro, situado en un barrio problemático y marginal de la localidad sevillana de Dos Hermanas.

El pasado martes, dos jóvenes "borrachos", según el adjunto al jefe de estudios, Juan José Acedo, irrumpieron en una clase de Primero de Bachillerato y, aunque no llevaban armas, amenazaron a uno de los estudiantes que intentó salir de la clase y dar la vo...

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"Esto no es el Bronx neoyorquino, aunque los últimos incidentes han desbordado la paciencia de los profesores". El director del Instituto Torre de los Herberos, Elías Ramírez, explicaba ayer así el hartazgo de muchos de los maestros de este centro, situado en un barrio problemático y marginal de la localidad sevillana de Dos Hermanas.

El pasado martes, dos jóvenes "borrachos", según el adjunto al jefe de estudios, Juan José Acedo, irrumpieron en una clase de Primero de Bachillerato y, aunque no llevaban armas, amenazaron a uno de los estudiantes que intentó salir de la clase y dar la voz de alarma.

"Después", relata Acedo, "bajaron y en la salida se encararon en la puerta conmigo, me empujaron un poco, aunque lo único que buscaban era armar un poco de jaleo".

"Esto no es el Bronx, pero hemos perdido la paciencia", afirma el director del centro

La gamberrada duró diez minutos, aunque los problemas en el centro no acabaron ahí y la semana terminó con el robo de material en las clases y algún pequeño destrozo en las instalaciones durante el fin de semana. Éstas acciones aisladas no están relacionadas ni protagonizadas por las mismas personas, según el director del centro, pero demuestran la inseguridad que padecen y de la que se quejan profesores y alumnos.

El Instituto, con cerca de 700 alumnos y 67 profesores, no tiene ninguna medida especial de seguridad. "La alarma que hay es insuficiente porque, cuando suena, los que han entrado a robar se van y no hay manera de cogerlos", señala Ramírez.

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Por los pasillos del instituto, una pareja de la Policía Municipal se acercaba ayer a la Jefatura de Estudios para prometer más seguridad. Horas antes, el director del centro se había reunido con la delegada de Educación del Ayuntamiento de Dos Hermanas, Ana Conde, para informarle de los incidentes de la semana pasada y pedirle alguna medida especial de protección.

Los profesores llevan meses pidiendo vigilancia durante las horas que imparten clase, aunque, para Ramírez, eso es imposible. "Un guardia jurado es muy caro y por eso tenemos que recurrir a la vigilancia policial" del municipio, señala. Para el director, se necesita una "pareja de paisano o un coche patrulla apostado fuera del centro por el día y más rondas por la noche".

Tras los sucesos de la semana pasada, Ramírez se va a reunir en los próximos días con los responsables de la Delegación de Educación de la Junta para pedir que arreglen un agujero que tiene una de las vallas que rodea el centro y que es por donde previsiblemente se cuelan por las noches los ladrones.

"Llevamos pidiéndolo dos años y nos lo han prometido, aunque de momento sigue igual. También queríamos poner pinchos por encima de las vallas para evitar que salten con facilidad y se metan en el centro", señala.

La valla defectuosa se encuentra en un lateral del instituto y da a la cancha de baloncesto. No es lo único que hay roto. El cristal de la puerta principal del edificio está astillado y reforzado con cinta adhesiva.

Para el director del centro, los robos, que se han repetido varias veces desde el inicio de curso, son sólo parte de un problema. El otro es la indisciplina de los estudiantes con la que tienen que lidiar los educadores muchos días. Alumnos que contestan a sus maestros, que no aceptan la autoridad en la escuela y que asustan, según el director del centro.

Para Ramírez, "la insolencia de los alumnos es notoria". "Se te encaran y los maestros están bastante hartos", afirma. El director indica que su centro no es el único que tiene problemas y que cada vez más institutos han de recurrir a las fuerzas de seguridad para imponer el orden y atajar los problemas de disciplina que surgen.

Dentro, en la biblioteca, los alumnos relatan el último incidente, aunque le quitan importancia. Se sienten "seguros" y no admiten que haya violencia. "Es algo normal, nosotros estamos bien y aquí no pasa nada", señalan. Los maestros, por su parte, han creado una comisión especial para, "solucionar lo antes posible todos los problemas".

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