Crítica:

Más allá del árbol

En 1967, el escultor británico David Nash (Esher, Surrey, 1945) realizaba su "primera torre" con maderas, situándose con esta obra entre los fundadores de lo que se ha llamado el land art, pero al contrario de lo que ha sucedido con la mayoría de los artistas de esta tendencia, que han terminado por copiarse a sí mismos, en un afán de hacer su trabajo fácilmente reconocible, David Nash ha logrado desarrollar un extenso repertorio de obras, tan variado como característico, utilizando sólo un material: la madera o, para ser más precisos, los árboles.

Como sucede con algunos otros a...

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En 1967, el escultor británico David Nash (Esher, Surrey, 1945) realizaba su "primera torre" con maderas, situándose con esta obra entre los fundadores de lo que se ha llamado el land art, pero al contrario de lo que ha sucedido con la mayoría de los artistas de esta tendencia, que han terminado por copiarse a sí mismos, en un afán de hacer su trabajo fácilmente reconocible, David Nash ha logrado desarrollar un extenso repertorio de obras, tan variado como característico, utilizando sólo un material: la madera o, para ser más precisos, los árboles.

Como sucede con algunos otros artistas del land art, en el trabajo de David Nash se puede reconocer también una dicotomía entre la obra realizada en el lugar y las piezas creadas para ser ubicadas en sitios inespecíficos. En el primer caso, lo que suele hacer el artista es plantar árboles según disposiciones geométricas que, a lo largo de su lento crecimiento, va domando según técnicas agrícolas tradicionales o trabajar sobre árboles vivos ya adultos. En el segundo, somete a los árboles a una especie de plan de disección que le permite aprovechar desde las raíces hasta las ramas para tallar diferentes tipos de piezas.

DAVID NASH

Galería Metta

Villanueva, 36. Madrid

Hasta el 23 de febrero

Las obras que ahora se pueden ver en Madrid corresponden a este segundo tipo. En ellas se hace patente cómo David Nash trasciende el espíritu de la naturaleza por medio de la aplicación de un trabajo físico que determina unas formas sometidas a una geometría esencial y simbólica. Se trata de esculturas que hacen evidente las cualidades materiales de dureza, color y fibrosidad que posee cada bloque de madera por medio de la aplicación de diferentes tratamientos, tales como el corte, la talla, el rallado y el ahuecado, o bien sometiendo las obras a la acción de los elementos, como el fuego, el viento o el agua que confieren a las obras pátinas y acabados sorprendentes, muy particularmente cuando se sirve del fuego, con el que consigue contrastes entre una profunda negrura aterciopelada y la claridad fibrosa y áspera de las vetas.

De esta manera, somete

un producto prototípico de lo natural a procesos de geometrización, incidiendo en la dialéctica naturaleza -orden racional- y extrayendo de la madera unas cualidades expresivas de entre las que habría que destacar el dinamismo de las formas y los sutiles acabados. Pero el artista no trata sólo de generar objetos, David Nash, que es un espléndido dibujante, consigue a través de su obra gráfica mostrar el origen y los procesos de su trabajo por medio de unos dibujos que poseen una belleza no menor que la de sus esculturas.

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