Crítica:CRÍTICA

El Cid dibujado en Cataluña

Convenga el lector que no es poco el morbo que puede sentir un espectador avisado ante la perspectiva de ver qué puede hacer una productora catalana con un personaje histórico como el Cid Campeador, adalid de la castellanidad y figura emblemáticamente arrojadiza en manos del nacionalismo español más rancio. Cierto, se podrá pensar, no estamos ante una película que reproduzca la historia desde una perspectiva realista, sino algo más aparentemente inocuo, un filme de animación destinado a plateas infantiles. Sin embargo, el reto no era menor: sortear los difíciles escollos del "enfrentamiento en...

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Convenga el lector que no es poco el morbo que puede sentir un espectador avisado ante la perspectiva de ver qué puede hacer una productora catalana con un personaje histórico como el Cid Campeador, adalid de la castellanidad y figura emblemáticamente arrojadiza en manos del nacionalismo español más rancio. Cierto, se podrá pensar, no estamos ante una película que reproduzca la historia desde una perspectiva realista, sino algo más aparentemente inocuo, un filme de animación destinado a plateas infantiles. Sin embargo, el reto no era menor: sortear los difíciles escollos del "enfrentamiento entre civilizaciones" -al cabo, los malos de cualquier función sobre el Cid son los musulmanes; y aquí se les hace también a ellos víctimas de un tirano horrendo-, edulcorar la visión rígidamente españolista que del de Vivar ha dado la historiografía al uso y obviar un final que huyera como de la peste de la muerte del héroe.

EL CID. LA LEYENDA

Director: Josep Pozo. Voces: Carlos Latre, Natalia Verbeke, Manel Fuentes, Loles León, Sancho Gracia y Miguel Ángel Rodríguez El Sevilla. Género: aventuras animadas, España, 2003. Duración: 90 minutos.

La 'vía Disney'

De ahí que El Cid, la leyenda presente de unos personajes dibujados casi como si se tratara de deformes hércules, unos volúmenes impresionantes que, a buen seguro, dejarán intrigado a más de un espectador. Pero, en líneas generales, la astucia del producto es nada desdeñable, y en todo caso, Filmax como productora y Josep Pozo como director salen bien librados de una apuesta de muchos millones, ya vendida a más de 30 países. Porque lo que han hecho es un filme entretenido, que utiliza con sabiduría la espectacularidad, que muestra un endiablado dominio del montaje y que se deja ver sin dificultad, aunque, eso sí, a condición de no ver en él más que un producto de aventuras para pasar un buen rato, y nada más.

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