Entrevista:LEIF-OVE ANDSNES | Pianista

"Tocar a Schubert es como caminar con los ojos cerrados"

Deambula por el mundo de Schubert, "por sus caminos de desolación, soledad y alegría al tiempo". Por eso le gusta a Leif-Ove Andsnes (Karmoy, Noruega, 1970), porque su música transporta de un territorio a otro sin avisar. Así lo demostrará hoy en Valencia este pianista brillantísimo de la nueva generación, igual que lo demostró el lunes y el martes en Zaragoza y Madrid, donde tocó una de las cumbres del piano de todos los tiempos, la Sonata número 23, D

960, de Schubert, a quien acompañó en el programa con obras de Schumann y Debussy.

Tarda en desarrollar esta sona...

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Deambula por el mundo de Schubert, "por sus caminos de desolación, soledad y alegría al tiempo". Por eso le gusta a Leif-Ove Andsnes (Karmoy, Noruega, 1970), porque su música transporta de un territorio a otro sin avisar. Así lo demostrará hoy en Valencia este pianista brillantísimo de la nueva generación, igual que lo demostró el lunes y el martes en Zaragoza y Madrid, donde tocó una de las cumbres del piano de todos los tiempos, la Sonata número 23, D

960, de Schubert, a quien acompañó en el programa con obras de Schumann y Debussy.

Tarda en desarrollar esta sonata del compositor vienés entre 40 y 45 minutos. "Depende del piano, de mi estado de ánimo, de mis manos o de mis muñecas", asegura. Y es que Schubert queda muy a merced de los intérpretes. "No es como Beethoven, que marca claramente los objetivos, sino que resulta más difícil porque te lleva de un sitio a otro, de lo terrenal al otro mundo, a las tinieblas, sin que te des cuenta. Alfred Brendel, el maestro del piano, lo define muy bien. Dice que es como caminar con los ojos cerrados", asegura.

"Me adentro en las piezas del pasado y trato de sacar de ellas música para esta época"
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A él le entusiasma esta travesía. Ha grabado sonatas suyas y canciones de la última época junto al tenor Ian Bostridge. En verano sacará la 960 y también hará el Viaje de invierno. "Con Schubert te pones a soñar y no sabes cuándo abrirás los ojos", asegura. Pero no le preocupa, no le agobia, porque entre los huecos que le dejan sus 100 actuaciones anuales tiene tiempo para lo que le gusta. Con 33 años, ha demostrado ya estar entre los mejores de su generación y no se adentra en los que cree que le viene bien, sino en lo que de verdad le produce placer. "Como antes hice con Grieg, ahora me estoy apasionando con Schubert, con Schumann, con Mozart y con Debussy", afirma.

Y a cada uno le da su tiempo. "Schumann no es fácil, no le gusta tanto al público porque su música es explosiva y desesperada, sale de la mente de un esquizofrénico, corre y está llena de múltiples voces", dice. Debussy, en cambio, es aire fresco para Andsnes: "No sabe de reglas estrictas, es cálido y frío, además crea una nueva escritura para el piano", asegura.

Explora a fondo en cada uno de ellos y los transporta al presente. "Soy una persona de mi tiempo y lo que me rodea influye en mí", agrega. "Me adentro en las piezas del pasado y trato de sacar de ellas la música de siempre para esta época. Me influye la obra y los acontecimientos, me entero de que han atrapado a Sadam Husein y de que vivimos en un mundo peligroso, demasiado dominado por el patriotismo de Estados Unidos. Todo eso cuenta a la hora de tocar, aunque sin perder la fidelidad al espíritu de la música".

El pianista Leif-Ove Andsnes, ayer en Madrid.MANUEL ESCALERA
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