Análisis:FÚTBOL | Undécima jornada

Queiroz hace sangre en los 'pavones'

Tampoco salió bien parada la idea de Beckham y Guti en el medio campo, no al menos en escenarios de gran dificultad. Alguien se tiene que ocupar de ciertos trabajos defensivos que no se aprecian en el Madrid, que venía de conceder no menos de ocho ocasiones de gol frente al Athletic. Ese partido, resuelto por Casillas y Ronaldo, anunció el partido que se vio en el viejo Nervión. El Madrid multiplicó los errores y no encontró respuesta para la masacre. Por muchas estrellas que tenga el ataque del Madrid, su inestabilidad defensiva le aboca a demasiados partidos de esta clase, a desplomes categó...

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Tampoco salió bien parada la idea de Beckham y Guti en el medio campo, no al menos en escenarios de gran dificultad. Alguien se tiene que ocupar de ciertos trabajos defensivos que no se aprecian en el Madrid, que venía de conceder no menos de ocho ocasiones de gol frente al Athletic. Ese partido, resuelto por Casillas y Ronaldo, anunció el partido que se vio en el viejo Nervión. El Madrid multiplicó los errores y no encontró respuesta para la masacre. Por muchas estrellas que tenga el ataque del Madrid, su inestabilidad defensiva le aboca a demasiados partidos de esta clase, a desplomes categóricos que obligan a pensar en gravísimas descompensaciones del equipo. Puede que a los dirigentes del Madrid, con Florentino Pérez a la cabeza, no les importe demasiado padecer fracasos de esta magnitud. De alguna forma se vende la idea de que el Madrid está por encima de los resultados. No es verdad. Por muchas estrellas que tenga, por infinita que sea su popularidad, por ajeno que le resulten las mundanas contingencias del fútbol, el Madrid es un equipo de fútbol. Uno con cualidades excepcionales y con defectos extraordinarios. Defectos que le trasladan de lo excelso a la vulgaridad, sin término medio.

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