Reportaje:FÚTBOL | Liga de Campeones

El eterno feliz

Casillas vive su mejor momento tras una crisis que le llevó a cuestionarse su futuro en el Madrid, que hoy se mide al Partizán

El secreto de Iker Casillas (Móstoles, 1981) es la felicidad. Desdramatiza, se ríe de sus pequeñas desventuras, bromea sobre su presunto estrellato. Así se subió ayer al avión que trasladó al Madrid a Belgrado para enfrentarse al Partizan en Liga de Campeones. Ya nadie duda de que se trata del portero que se merece el Madrid, sobre todo después del partido que hizo ante el Athletic. Casillas es el segundo portero que más paradas ha hecho en la Liga, con 36 intervenciones, una menos que Bizarri. Y no le tiran poco. El Madrid es el equipo al que más rematan con una media de 16,1 tiros por encuen...

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El secreto de Iker Casillas (Móstoles, 1981) es la felicidad. Desdramatiza, se ríe de sus pequeñas desventuras, bromea sobre su presunto estrellato. Así se subió ayer al avión que trasladó al Madrid a Belgrado para enfrentarse al Partizan en Liga de Campeones. Ya nadie duda de que se trata del portero que se merece el Madrid, sobre todo después del partido que hizo ante el Athletic. Casillas es el segundo portero que más paradas ha hecho en la Liga, con 36 intervenciones, una menos que Bizarri. Y no le tiran poco. El Madrid es el equipo al que más rematan con una media de 16,1 tiros por encuentro. En total, desde que comenzó la temporada, ha recibido161 disparos.

Pero Casillas no le da mucha importancia al asunto. Actúa como si no le interesase, o como si estuviera tan profundamente convencido de sus condiciones y el lugar que ocupa que simplemente se deja llevar. Su entrenador, el técnico que le descubrió, Manuel Amieiro, lo explica con una sentencia: "Es el eterno feliz".

"Llegué a pensar que quizá tenía que abandonar el Madrid", dice el portero
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Casillas dejó de ser un petit suisse, como él dice, el día que salvó al Madrid y se salvó a sí mismo en la final de la Liga de Campeones en Glasgow. Aquella noche rompió a llorar en plena fiesta, en medio del campo, con el valor que hay que tener para mostrar las lágrimas ante una audiencia global. Nadie comprendía por qué lloraba tanto pero él se despachaba sin reprimirse.Con ese coraje espontáneo se plantó ante un micrófono para dedicar el triunfo: "¡A todos los que me quieren un huevo!".

El proceso de selección natural es más duro en el Madrid que en los equipos chicos o medianos. Los canteranos no sólo deben probar que pueden jugar en Primera. Además, deben superar una escalera de obstáculos añadidos, lo mismo que los alevines de salmón del Pacífico: no les basta con saber nadar, deben sobrevivir a patos, osos, tiburones, diques, pescadores y contaminación medioambiental. Eso que trasladado al fútbol se denomina presión y que durante sus tres primeras temporadas en el equipo llevó a Casillas de cabeza a una crisis. Como dijo el sábado, después de su maravilloso partido ante el Athletic: "Llegué a pensar que quizá tenía que abandonar el Madrid".

En la temporada 2001-2002 Casillas llevaba casi dos años en el primer equipo y había perdido la capa protectora, esa gracia que por costumbre se les concede a los petit suisse. Cada vez le perdonaban menos tropiezos. Los dirigentes madridistas lo contrastaban con los mejores del mundo, los que "venden", los Buffones y los Khans, los capitanes del vestuario le escudriñaban, la prensa le juzgaba, y el técnico -Del Bosque- le ponía en el banquillo al grito de "esto no es un colegio". Entró en un bache y César ocupó su sitio.

Casillas comenzó a pensar que debía irse cedido a otro equipo. Por momentos no se sentía portero y se preguntaba si de verdad servía para esa profesión. En contra de su naturaleza se volvió irritable, más introvertido, desconfiado de muchas de las personas que le habían rodeado hasta entonces. Entró en barrena y todo hacía suponer que si le tocaba jugar lo echaría todo a perder por efecto de la crisis de inseguridad. Pero el único que permaneció impasible en Hampden Park, fue Casillas. Esa noche dejó el banquillo en los últimos minutos de la temporada, los más decisivos. Frenó dos tiros que iban dentro y agarró la Copa de Europa. Hecho el trabajo se desinfló a llorar.

Ayer Amieiro viajó con el Madrid, algo que no hacía en temporadas anteriores. Anteriormente Casillas hacía el calentamiento previo a los partidos con César, pero los técnicos nuevos juzgaron que entre porteros la tensión decaía. Desde que Queiroz asumió como entrenador, el preparador de porteros dirige los calentamiento en esos minutos cruciales, cuando se tiene que ejercitar la concentración. Los resultados han satisfecho a todos.

Amieiro lleva más de una década entrenando a los porteros de las categorías inferiores del Madrid para soportar la presión desde pequeños. Desde lo básico. "Para un crío, las dimensiones de la portería [2,40 por 7,30 metros] son de vértigo", dice. Hoy, varias decenas de chavales más tarde, se puede decir que Iker Casillas fue el más apto de todos para la supervivencia.

Partizán: Pantic; Ognjanovic, Savic, West, Djordjevic, Rzasa; Duljaj, Nadj; Iliev, Sasha Ilic y Delibasic.

Real Madrid: Casillas; Salgado, Pavón, Bravo, Roberto Carlos; Beckham, Helguera; Figo, Raúl, Zidane; y Ronaldo.

Casillas, durante el Madrid-Athletic, el sábado pasado.RICARDO GUTIÉRREZ

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