Análisis:Inversión | CONSULTORIO

Innovación y clientes

Durante el último ejercicio, hemos asistido una agresiva oferta de nuevos productos por parte de las entidades de crédito. La innovación ha sido la principal característica de este proceso. De este modo, las entidades vienen esforzándose en incorporar a su gama de productos estructuras que satisfagan (aparentemente) las necesidades financieras de sus clientes. En este sentido, y al amparo de la reciente Ley de Instituciones de Inversión Colectiva, nuevos productos llegarán al mercado español.

Es el caso de los fondos cotizados (ETF por sus siglas en inglés), un producto popular en otros...

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Durante el último ejercicio, hemos asistido una agresiva oferta de nuevos productos por parte de las entidades de crédito. La innovación ha sido la principal característica de este proceso. De este modo, las entidades vienen esforzándose en incorporar a su gama de productos estructuras que satisfagan (aparentemente) las necesidades financieras de sus clientes. En este sentido, y al amparo de la reciente Ley de Instituciones de Inversión Colectiva, nuevos productos llegarán al mercado español.

Es el caso de los fondos cotizados (ETF por sus siglas en inglés), un producto popular en otros mercados, que replica un índice o una cesta de valores y que, a diferencia de los fondos de inversión, cotiza en tiempo real con comisiones claramente inferiores a las de éstos. Un claro ejemplo de como el proceso de innovación de nuestro sistema financiero, pone de manifiesto la necesidad de las entidades de contar con mecanismos que aseguren que sus productos se venden a los clientes adecuados o, lo que es lo mismo, que impidan que un cliente contrate productos que nada tienen que ver con su perfil de riesgo.

Los fondos cotizados replican un índice o una cesta de valores y cotizan en tiempo real con comisiones inferiores a los de inversión

En este contexto hay que comprender la iniciativa de la CNMV, en la que emplaza a las entidades a plasmar por escrito los procedimientos de información a la clientela. En definitiva, la recomendación de la Comisión se concretaba en: 1) definición de los procedimientos relacionados con la transmisión de información a los clientes; 2) determinación de los responsables del cumplimiento de los mismos; 3) catalogación y casación del perfil de riesgo de productos y clientes, y 4) formación de las redes comerciales. Unas entidades ya han manifestado su intención de adherirse a esta iniciativa, al tiempo que otras están trabajando al respecto.

De este modo, a la sofisticación de la oferta de las entidades se uniráuna clientela con una cultura financiera más desarrollada. Así pues, la innovación financiera, la protección y la cultura financiera del pequeño inversor irán de la mano en nuestro sistema financiero.

Esteban Sánchez y Miguel A. Martín-Albo son del Grupo Analistas.

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