El asesino de los novios de Valdepeñas en 1993 confiesa que también mató a Rosana Maroto

La prueba de ADN confirma que era de Romero la sangre en la mochila de la desaparecida en 1998

La policía recuperó ayer del fondo de un pozo de piedra de 20 metros de profundidad en Valdepeñas (Ciudad Real) el esqueleto de un cuerpo de mujer que corresponde, a la espera de la confirmación científica definitiva, a la joven Rosana Maroto Quintana, de 21 años, desaparecida en dicha ciudad el 25 de junio de 1998. El hallazgo del cadáver fue posible gracias a la confesión de Gustavo Romero Tercero, de 31 años, detenido la semana pasada como supuesto autor del crimen de los novios de Valdepeñas el 20 de junio de 1993. Una prueba de ADN de un resto de sangre encontrado en la mochila de Rosana ...

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La policía recuperó ayer del fondo de un pozo de piedra de 20 metros de profundidad en Valdepeñas (Ciudad Real) el esqueleto de un cuerpo de mujer que corresponde, a la espera de la confirmación científica definitiva, a la joven Rosana Maroto Quintana, de 21 años, desaparecida en dicha ciudad el 25 de junio de 1998. El hallazgo del cadáver fue posible gracias a la confesión de Gustavo Romero Tercero, de 31 años, detenido la semana pasada como supuesto autor del crimen de los novios de Valdepeñas el 20 de junio de 1993. Una prueba de ADN de un resto de sangre encontrado en la mochila de Rosana Maroto, hallada pocos días después de su desaparición en un río, ha confirmado que se trata de sangre de Gustavo Romero.

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Romero supuestamente cometió el primer doble crimen con esa navaja y luego se fue a residir a Las Palmas de Gran Canaria. Allí estuvo hasta 1997 y regresó a Valdepeñas, donde trabó amistad con dos de los hermanos de Sara Dotor, a quienes les preguntaba por las investigaciones. Trabajó como montador de estructuras de pladur y en una empresa cárnica. Fue entonces cuando presuntamente mató a Rosana. Tras mantener una vida normal en el pueblo, fue detenido por supuestos malos tratos a su pareja. A partir de ese momento empezaron a cuadrar las pruebas que lo incriminaron en el crimen de los novios y lo llevaron ayer a contemplar el rescate de los huesos de Rosana, estudiante de segundo de Historia del Arte.

Agentes de la policía científica, anoche, junto a los restos óseos de Rosana Maroto, al borde del pozo.
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