Crítica:CRÍTICAS

Cine para oír (poco)

No es extraña, en la historia del cine, una operación como la que está detrás de The Mix: aprovechar la fama momentánea de un cantante, un filón musical o una tendencia determinada para alargar un poco más el ciclo del consumo musical adornándolo con imágenes presuntamente cinematográficas: desde las folclóricas históricas hasta Operación Triunfo, pasando por Raphael y los niños cantores de los 50-60, mucho sabe el cine español del asunto.

Pero antes, la verdad, se tomaban un poco, sólo un poco, más en serio el asunto. Porque lo que sorprende de este debú en la real...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

No es extraña, en la historia del cine, una operación como la que está detrás de The Mix: aprovechar la fama momentánea de un cantante, un filón musical o una tendencia determinada para alargar un poco más el ciclo del consumo musical adornándolo con imágenes presuntamente cinematográficas: desde las folclóricas históricas hasta Operación Triunfo, pasando por Raphael y los niños cantores de los 50-60, mucho sabe el cine español del asunto.

Inanidad

THE MIX

Dirección: Pedro Lazaga (hijo). Intérpretes: Víctor Serrano, William Miller, Diana Nogueira, David García Palencia, Ramón Langa, Luis Lázaro. Género: musical. España, 2003. Duración: 90 minutos.

Pero antes, la verdad, se tomaban un poco, sólo un poco, más en serio el asunto. Porque lo que sorprende de este debú en la realización de un prestigioso ayudante de dirección, Pedro Lazaga (hijo), es la sorprendente inanidad de todo el conjunto, empezando por las propias tareas del director. Es como si con la fotografía impactante de David Omedes, las manipulaciones de posproducción y los 47 temas musicales con todo tipo de música de discoteca, techno, dance, chill out ibicenco, lounge, fuese suficiente para crear una película.

Y por encima del abrumador ruido de la ¿música?, la verdad es que no hay nada: ni personajes ni guión, del que la película carece vergonzosamente. Y para colmo hay un machismo de libro, un exceso de testosterona y una inflación de situaciones estúpidas que hacen de este filme un ejemplo de incompetencia para obtener lo que, es de suponer, se buscaba: crear un producto que arrastrara al cine a los mismos que mueven el esqueleto en las pistas de baile. Pues ni eso.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En