Dos bombas de ETA destrozan camiones de una empresa de transporte que no cede a su chantaje

El atentado destruyó 12 vehículos en un aparcamiento de Irún donde pernoctaban camioneros

ETA reanudó ayer su campaña contra los empresarios y lanzó una amenaza directa a la sociedad navarra de transportes por carretera Olloquiegui, que en 2000 ya sufrió un atentado por no pagar el chantaje del impuesto revolucionario. A las 5.20, cuando algunos transportistas aún dormían en sus camiones, los terroristas hicieron estallar dos artefactos colocados en los bajos de sendos vehículos de esa firma estacionados en un aparcamiento de Irún (Guipúzcoa). Las bombas, cargadas con un kilo de explosivo cada una, causaron un violento incendio que destrozó 12 camiones. No hubo heridos.
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ETA reanudó ayer su campaña contra los empresarios y lanzó una amenaza directa a la sociedad navarra de transportes por carretera Olloquiegui, que en 2000 ya sufrió un atentado por no pagar el chantaje del impuesto revolucionario. A las 5.20, cuando algunos transportistas aún dormían en sus camiones, los terroristas hicieron estallar dos artefactos colocados en los bajos de sendos vehículos de esa firma estacionados en un aparcamiento de Irún (Guipúzcoa). Las bombas, cargadas con un kilo de explosivo cada una, causaron un violento incendio que destrozó 12 camiones. No hubo heridos.

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Todavía a las 11.30 los bomberos continuaban con las labores de extinción del fuego en la explanada de Santiago, estacionamiento de camiones situado a escasos metros de la frontera con Francia y junto al recién inaugurado recinto ferial de Irún. Allí aparcan diariamente, de lunes a viernes, cerca de 150 camiones. Esa cifra aumenta los domingos porque los vehículos pesados tienen prohibido circular por las carreteras vascas, y muchos de los transportistas optan por aparcar en ese lugar y descansar en las propias cabinas de sus camiones.

"Si busca ambiente un sábado noche en Irún no tiene más que venir a este aparcamiento". Quien ironizaba ayer tras el cordón policial desplegado por la Ertzaintza era precisamente un empleado de Olloquiegui, una de las principales firmas españolas de transporte internacional por carretera, con una flota de unos 1.000 vehículos y fuerte presencia en Francia, Alemania e Inglaterra. Su camión se encontraba a salvo en otro aparcamiento, pero se había acercado para apoyar a los afectados. Entre ellos estaba Ramón Arana, marido de una transportista que ha perdido uno de los dos camiones de su empresa familiar en el atentado. Y su compañero Manolo, trabajador también de Olloquiegui, que se llevaba las manos a la cabeza: ETA, que no dañó de milagro su vehículo en 2000 cuando perpetró un atentado similar contra la empresa también en Irún, había colocado una de las bombas en los bajos de su camión, estacionado el viernes con una carga de papel higiénico.

Fue el que originó el violento incendio que destrozó cinco camiones rígidos y seis semirremolques, cada uno de ellos valorado en más de 150.000 euros. "Dormía en el asiento, cuando me ha despertado una explosión. Luego ha habido otra y varios estallidos más de neumáticos y depósitos de gasolina. Cuando he salido y he visto el fuego me ha venido a la mente Bagdad", señaló un transportista portugués.

El otro artefacto explotó a unos 150 metros de distancia del primero y causó daños mucho menores. Estaba colocado bajo una cabeza tractora también de Olloquiegui. Desde el pasado verano, éste es el quinto ataque de la banda contra empresas del País Vasco y Navarra que se han resistido a la extorsión de los terroristas.

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Algunos de los camiones destrozados por el atentado de ETA contra la compañía de transportes Olloquiegui en IrúnJESÚS URIARTE

"Al pie del cañón"

El de ayer es el tercer atentado perpetrado por la banda terrorista este año contra compañías del sector del transporte. El 6 de julio, una bomba destrozó un camión y dañó otros seis en la sede de la empresa Azkar en Bedia (Vizcaya). El 31 de agosto, la Ertzaintza desactivaba un artefacto a la entrada de la compañía La Guipuzcoana en Azkoitia (Guipúzcoa), colocado, según señaló la banda en un comunicado, porque la firma se negó "a dar dinero en favor de la libertad de Euskal Herria", eufemismo con el que ETA se suele referir a sus chantajes.

La patronal vasca Confebask, organizaciones empresariales sectoriales, el Gobierno autónomo, los partidos democráticos y sindicatos condenaron el nuevo atentado. Confebask ofreció todo su apoyo moral "especialmente a las empresas que, a pesar de las dificultades, la extorsión y la amenaza, siguen al pie del cañón trabajando con responsabilidad y eficacia".

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