Crónica:TENIS | Australia-España, final de la Copa Davis

El mejor Moyà salva la papeleta

El balear logra ante Gaudio el punto decisivo y permite al equipo español aspirar a su segunda Ensaladera

El final fue de ensueño. Tras el palo que supuso para el equipo español la derrota de Juan Carlos Ferrero ante Agustín Calleri, la contundente victoria de Carlos Moyà sobre Gastón Gaudio fue un bálsamo reparador. El balear, sexto tenista del mundo, jugó su mejor partido en la Copa Davis y abrió a España la puerta de su cuarta final. Su victoria por 6-1, 6-4 y 6-2, en dos horas y cinco minutos, cerró en seco las esperanzas de Argentina y situó al equipo español camino de Australia para intentar recuperar la Ensaladera. Los aussies cerraron dos veces el paso a Manuel Santana, José ...

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El final fue de ensueño. Tras el palo que supuso para el equipo español la derrota de Juan Carlos Ferrero ante Agustín Calleri, la contundente victoria de Carlos Moyà sobre Gastón Gaudio fue un bálsamo reparador. El balear, sexto tenista del mundo, jugó su mejor partido en la Copa Davis y abrió a España la puerta de su cuarta final. Su victoria por 6-1, 6-4 y 6-2, en dos horas y cinco minutos, cerró en seco las esperanzas de Argentina y situó al equipo español camino de Australia para intentar recuperar la Ensaladera. Los aussies cerraron dos veces el paso a Manuel Santana, José Luis Arilla, Joan Gisbert, Juan Manuel Couder y Manuel Orantes, en 1965 y 1967, pero en 2000 sucumbieron en Barcelona ante Àlex Corretja, Ferrero, Albert Costa y Joan Balcells.

Moyà: "Sabía que era una oportunidad histórica. Iba a ser héroe o villano. Todo salió bien"
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"Volvemos a estar ahí", proclamó Corretja en la pista; "éste era el objetivo". El cierre de la eliminatoria llegó en un partido pletórico de Moyà, que no concedió ninguna opción a Gaudio. Le dominó de principio a fin con una solvencia propia del número uno que fue durante dos semanas en 1999. El mallorquín, de 27 años, mostró su mejor nivel de los 21 partidos que lleva en la competición. Su mayor mérito fue hacerlo precisamente cuando más presión cargaba sobre su espalda: la final dependía de él.

"Estuvo inspirado", reconoció Gustavo Luza, el capitán argentino; "jugó como el mejor. No lo esperábamos porque lo tenía realmente difícil: no había estado bien el viernes ante [Mariano] Zabaleta y tuvo que mentalizarse rápidamente tras la derrota de Ferrero. Pero estuvo altísimo". Las circunstancias no le ayudaron. Pero esta vez Moyà huyó de la tensión. Se concentró en el partido, en cada punto, y elevó su listón hasta las cotas que le permitieron convertirse en campeón del torneo de Roland Garros y subcampeón del Masters en 1998.

Moyà no dejó resquicios de ningún tipo en su camino. Mantuvo la cabeza fría y fue dirigiendo el duelo hacia los derroteros que más le convenían. La solvencia de su saque -conectó cuatro aces y muchos más puntos ganadores- le concedía la iniciativa y su drive fue un arma letal para Gaudio. "Entré en la pista con un estado de ánimo infernal. Estaba a tope", confesó el suramericao; "pero Moyà no me dio ninguna luz". "No sé si fue mi mejor partido en la Copa Davis", comentó luego Moyà; "en cualquier caso, me sentí muy cómodo siempre. Sabía que era una oportunidad histórica: iba a ser un héroe o un villano. Todo salió bien".

Con 5-0 de entrada y, tras rematar la primera manga, Moyà rompió de nuevo el frágil servicio de Gaudio en el quinto juego de la segunda y en el primero y el quinto de la tercera. Eso le bastó porque su rival no disfrutó siquiera de una bola de ruptura. "Su juego fue extraterrestre", afirmó Jordi Arrese, el capitán español; "pero no me extrañó. Tenemos a cuatro jugadores de gran nivel. Han ganado tres títulos de Roland Garros y jugado tres finales. Eso lo dice todo. Ésta ha sido una de esas eliminatorias que marcan a un equipo. Si uno pierde, el otro gana".

Al final, la euforia lo invadió todo. El público español -ambas aficiones estuvo genial- comenzó a corear el grito de "campeones" antes incluso de que Moyà conectara el último drive cruzado que le dio la victoria y a España el pase para la final. Después, se dejó caer en el suelo y se abrazó a Arrese, Corretja, Costa y Ferrero. Josep Perlas y Juan Bautista Avendaño, los otros componentes del G-3, se sumaron a la fiesta. Todos se disfrazaron con pelucas rojas y amarillas y el cava voló sobre sus cabezas. Había alegría, unión y amistad. Justamente, los tres elementos indispensables para la formación de un equipo. "Sin esas premisas", resumió Corretja, "probablemente no habríamos ganado esta eliminatoria ni habríamos conquistado en su día la primera Ensaladera".

Es la segunda vez que esta generación de jugadores españoles disputará la final de la Copa Davis. La ganó en 2000 con dos victorias épicas de Ferrero y el punto del doble de Corretja y Balcells. Ahora vuelve a estar a su alcance.

Carlos Moyà canta, rodillas en tierra, brazos al cielo, su victoria sobre Gastón Gaudio.REUTERS

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