Crónica:FÚTBOL | Cuarta jornada de Liga

Un triunfo caído del cielo

El Deportivo maquilla una tarde tediosa ante el Albacete gracias a dos saques de esquina

Hay veces en el fútbol que uno ganaría hasta sin proponérselo. Nadie duda de que el Deportivo quisiera ganar, pero costaba trabajo creérselo viendo aquel pastiche de partido, el típico producto de la torrija que le entra a los equipos a su regreso de Europa. Fue un tostón con todas las letras, y el Depor no ofreció nada de nada, ni siquiera algún detalle. Todo resultó un fárrago inútil ante un rival muy débil, que se limitó a cumplir sus obligaciones con decencia. Pero el Deportivo hubiese ganado aunque no lo quisiera. Y lo sabía. Sólo tuvo que esperar al inicio de la segunda parte, a dos saqu...

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Hay veces en el fútbol que uno ganaría hasta sin proponérselo. Nadie duda de que el Deportivo quisiera ganar, pero costaba trabajo creérselo viendo aquel pastiche de partido, el típico producto de la torrija que le entra a los equipos a su regreso de Europa. Fue un tostón con todas las letras, y el Depor no ofreció nada de nada, ni siquiera algún detalle. Todo resultó un fárrago inútil ante un rival muy débil, que se limitó a cumplir sus obligaciones con decencia. Pero el Deportivo hubiese ganado aunque no lo quisiera. Y lo sabía. Sólo tuvo que esperar al inicio de la segunda parte, a dos saques de esquina en un par de minutos que desnudaron la candidez del Albacete.

Tan insustancial, tan espeso, tan poco aplicado andaba el conjunto de Irureta que por un momento hasta pareció que el Albacete podría hacerle daño. De hecho, la primera vez que el partido entrevió la posibilidad de un gol fue en el área local, después de una hábil acción de Pacheco, que dejó sentado a Manuel Pablo. El tiro de Viaud, desde el corazón del área, podría haber cambiado el curso de la tarde. Pero el oráculo había presagiado que el Depor debía ganar, y el centrocampista del Albacete siguió su dictado rematando como si quisiera poner el balón en órbita.

DEPORTIVO 3 - ALBACETE 0

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Naybet, Andrade, Romero; Sergio, Mauro Silva; Víctor (Tristán m. 54), Valerón (Fran m. 58), Luque (Munitis m. 70); y Pandiani.

Albacete: Roa; Óscar Montiel, Pablo (Mikel m. 61), Unai, Cristian Díaz; Viaud, David Sánchez (Parri m. 57); Iván Díaz, Pacheco, Munteanu; y Amato (Pablo García m. 67).

Goles: 1-0. M. 50. Córner que saca Víctor, Pandiani toca levemente de cabeza y Naybet marca aprovechando la salida de Roa.

2-0. M. 52. Nuevo córner que la defensa del Albacete no sabe despejar, la pelota cae a Luque y éste marca desde la raya de gol.

3-0. M. Pandiani remata un centro de Munitis.

Árbitro: Pérez Lasa. Expulsó a Scaloni (m. 40), que estaba de suplente y protestó airadamente a un juez de línea, y amonestó a Viaud.

Unos 35.000 espectadores en Riazor.

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El Albacete cumplió con lo básico que se le supone a un equipo de su condición. No le faltaron ni orden ni laboriosidad. De todo lo demás anduvo muy escaso, incluida la convicción. A la menor cosa que hiciera el Deportivo, el Albacete se derretía, se desataba el llanto y el crujir de dientes. Hasta los fallos locales hacían estremecerlo. Mediada la primera parte, Pandiani erró en lo que mejor sabe. Tuvo dos centros claros para rematar de cabeza y casi ni llegó a tocar la pelota. El Deportivo iba a ganar, aunque sus propósitos fuesen difícilmente descifrables en el aquel mar de tedio, de pases al contrario, de centros pifiados, de trotecitos de salón. El Depor tenía que ganar, aunque el público, embargado de aprensión por las secuelas del síndrome postchampions, todavía siguiese suspirando de angustia cada vez que un jugador del Albacete se acercaba a menos de 40 metros de Molina.

Y el Depor ganó, claro que ganó. En un instante, sin cambiar de cara, sin hilvanar más juego o sin poner más interés. Bastaron dos saques de esquina en el arranque de la segunda parte. En el primero, Pandiani volvió a fallar el cabezazo, pero su error sirvió de involuntaria asistencia a Naybet, que disfrutó de la gloria del gol, tan esporádica para él. El tanto que cerraba el triunfo llegó también caído del cielo, en el córner siguiente. La defensa del Albacete se lió con el despeje, la pelota anduvo sin rumbo de un lado al otro del área y acabó cayendo en la boca de gol a los pies de Luque, quien disparó con cierto pudor, como si le diese apuro aprovecharse de aquello. A partir de ese momento se entró en el territorio de la jarana, con el Depor jugueteando sin gran resolución. Tan fácil se había puesto que hasta Pandiani serenó la cabeza y la puso a punto para marcar su quinto gol en cinco partidos. Otra cosa no podía ocurrir.

Luque pelea con Óscar Montiel por la pelota.EFE

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