Reportaje:

Simancas vuelve en su versión dura

El candidato socialista admite que se la tiene jurada a "la mafia" de la construcción y ficha a Matilde Fernández para combatirla

Quienes lo conocieron cuando era un desconocido recuerdan a Rafael Simancas como un político peleón, inclemente con el adversario, capaz de sacar de quicio al espíritu más templado. Así le iba bien. En 1995, con 30 años recién cumplidos, fue incluido en las listas del PSOE por Madrid y salió elegido concejal. Se aplicó con tanta saña a perseguir al entonces alcalde del PP, José María Álvarez del Manzano, que hasta algunos de sus compañeros le pidieron que "suavizara los ataques por respeto a la institución". No les hizo caso y le siguió yendo bien.

Lo que sucedió después todo el mundo l...

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Quienes lo conocieron cuando era un desconocido recuerdan a Rafael Simancas como un político peleón, inclemente con el adversario, capaz de sacar de quicio al espíritu más templado. Así le iba bien. En 1995, con 30 años recién cumplidos, fue incluido en las listas del PSOE por Madrid y salió elegido concejal. Se aplicó con tanta saña a perseguir al entonces alcalde del PP, José María Álvarez del Manzano, que hasta algunos de sus compañeros le pidieron que "suavizara los ataques por respeto a la institución". No les hizo caso y le siguió yendo bien.

Lo que sucedió después todo el mundo lo sabe. La pasada primavera, Simancas apareció en público con un nuevo talante, flanqueado por los rostros amables de José Luis Rodríguez Zapatero y Trinidad Jiménez, encabezando una lista a la Comunidad de Madrid donde todas las corrientes del PSOE tenían un lugar. El 25 de mayo se celebraron las elecciones y estuvo a punto de llegar al poder, pero fue sonoramente traicionado por dos de los suyos -Tamayo y Sáez- y la fama lo sorprendió con un gesto de estupefacción del que ha tardado semanas en desprenderse. Simancas, desengañado de la política florentina, se dispone ahora a ser el que era, un político de barrio curtido en la oposición, y una prueba de ello es la nueva lista del PSOE a la Comunidad de Madrid. Está escrita de su puño y letra. Con ánimo de venganza.

"Sí, Rafa", le dijo Fernández, "iré contigo a recuperar lo que nos han robado"

"Sí, es verdad, se la tengo jurada al mundo de la mafia y de la delincuencia urbanística". La noche del pasado viernes, Simancas regresaba en su coche oficial de hacerse las fotos para la nueva campaña electoral. "Tengo la sensación", bromeaba, "de que llevo toda la vida haciendo esta campaña".

El político socialista, nacido hace 37 años en Alemania de padres emigrantes, no tiene ni un papel que avale su teoría, pero está convencido de que fue la derecha económica -"la derechona" que decía su admirado Alfonso Guerra- la que untó a Tamayo para que lo traicionara.

"Por eso quiero", explicaba, "que los dos primeros mensajes de mi campaña sean muy claros: los votos no son cheques, y hay que defender a toda costa la autonomía de la democracia. Madrid tiene que tener un gobierno decente, que no se deje comprar".

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Nada más reponerse del atraco sufrido, Simancas se reunió con el secretario de organización de los socialistas madrileños, Antonio Romero, y acordaron que entre ellos dos, y nadie más, cocinarían la nueva lista electoral. "Normalmente", dice Romero, "el proceso de confección de una lista se alarga dos meses, pero ahora sólo teníamos unas semanas, así que agilizamos los trámites teniendo en cuenta que, una vez sustituidos los tránsfugas, el 90% de la lista quedaría prácticamente igual. Sólo había que incorporar dos o tres nombres significativos". Y fue ahí donde se vio que Simancas no es de esas personas que no vuelven a pasar por el callejón donde fueron atracadas, sino más bien todo lo contrario. Creyendo como cree que las mafias de la vivienda urdieron el compló contra él, decidió recurrir a la mujer que más se había significado en su partido en contra de la especulación urbanística. Aunque retirada de la política desde hacía unos meses, Matilde Fernández, ex ministra de Asuntos Sociales, ex concejal del Ayuntamiento de Madrid y ex rival de Rodríguez Zapatero en el último congreso del PSOE, atendió la llamada. "Sí, Rafa", le dijo, "iré contigo. Intentaré ayudarte a recuperar lo que nos han robado".

El resto de la historia no encierra demasiado misterio. Para sustituir a los tránsfugas, quienes figuraban en los puestos 13º y 46º, Simancas recurrió a José Quintana y a Virginia Aranda. Ambas decisiones tienen su moraleja. Quintana, diputado nacional, fue durante varias legislaturas alcalde de Fuenlabrada. "Llegó a ser", explicó el viernes Simancas, "el alcalde más votado de España y lideró operaciones urbanísticas que yo quiero llevar a la Comunidad de Madrid. En Loranca, uno de los barrios de Fuenlabrada, más del 80% del suelo está protegido. Allí la gente tiene pisos por 14 o 15 millones [entre 84.000 y 90.000 euros] . Ése es el mandato que nos dieron los ciudadanos y no vamos a consentir que se doblegue su voluntad".

En el puesto 46º, en el lugar de María Teresa Sáez, ahora aparece otra mujer: Virginia Aranda. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología, fue compañera de Sáez en el comité de ética de la Federación Socialista Madrileña, y ahí está el otro mensaje que Simancas y Romero quieren mandar a la ciudadanía: "No siempre una manzana podrida contagia al resto".

Aún quedaba por saber qué haría Simancas con los miembros de la corriente Renovadores por la Base -la de Tamayo y Sáez- que no se rebelaron pero sobre los que, indudablemente, se había posado una cierta sombra de duda. El más significado de los cuatro que quedaban era Eustaquio Giménez Molero. Simancas no tuvo siquiera que llamarlo. "Lo llamé yo", explicó el viernes Eustaquio Giménez, "y le dije, Rafa, quizá sería más positivo que no me incluyeras en la lista. Se lo dije porque soy el secretario general de la federación de Buenavista, la de Balbás, el jefe de los traidores, y a lo mejor se me iba a mirar con sospecha. Yo no entré en el PSOE para ser diputado, sino para ser útil, y ahora lo mejor es que me quede fuera. Ya vendrán mejores momentos. Lo cierto es que Simancas me lo agradeció, fue un alivio para él".

Después del ruido provocado en los últimos meses por todo lo concerniente a la Comunidad de Madrid, la nueva lista de Simancas apenas ha levantado polvareda. Casi sin cambios por arriba -Inés Alberdi, Ruth Porta, Carlos Westendorp o Modesto Nolla sólo han tenido que bajar un puesto para dejar sitio a Matilde Fernández-, el lugar de los figurantes -del 50 al 111- está ocupado ahora por los 10 alcaldes de las ciudades con mayor número de habitantes de la Comunidad de Madrid y 11 representantes del mundo de la cultura. El catedrático Elías Díaz, los escritores Antonio Gómez Rufo y Manuel Rico, el pintor Juan Genovés...

Será una campaña distinta. Más a la antigua usanza. De hecho, los socialistas han recurrido a la agencia de publicidad que antes les hacía los trabajos. Se explotará la imagen de Simancas como hombre decente por encima de la del PSOE, algo más deteriorada últimamente. Se intentará ir al grano, sin que el mensaje se pierda entre ambigüedades. "Una de las batallas principales", advirtió el candidato, "es frenar la abstención, movilizar a la gente y evitar que se desencante de la política".

Otro de los retos de los socialistas es olvidarse de Tamayo, aunque reconocen que no resultará fácil. El tránsfuga ya está en campaña y el jueves por la noche apareció en un nuevo programa de televisión. Se le veía encantado de compartir fama y plató con Jesús Gil y Poli Díaz, el Potro de Vallecas.

[El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el secretario general del PP, Mariano Rajoy, acudirán hoy al acto en el que Esperanza Aguirre será proclamada candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid. El líder del PSOE, José Luís Rodriguez Zapatatero, y los presidentes autonómicos socialistas respaldarán al candidato de su partido, Rafael Simancas, en un mitin en el Palacio de Vista Alegre.]

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