OPINION DEL LECTOR

El recuerdo de Manuel Indiano

En nuestros recuerdos infantiles, solemos guardar un sitio para nuestra tienda favorita de golosinas, ese lugar al que nos dirigíamos con alguna moneda en la mano mientras calculábamos por el camino cúantas cosas podríamos comprar, y en el que siempre nos sorprendíamos ante la visión de tantos botes con infinitos colores.

En la localidad riojana donde me crié, la tienda era un señor que se colocaba en los soportales de una céntrica calle, con un gran carro de madera en el que tenía expuesta su mercancía. Los críos nos agolpábamos a su alrededor, y nos atendía con una paciencia infinita....

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En nuestros recuerdos infantiles, solemos guardar un sitio para nuestra tienda favorita de golosinas, ese lugar al que nos dirigíamos con alguna moneda en la mano mientras calculábamos por el camino cúantas cosas podríamos comprar, y en el que siempre nos sorprendíamos ante la visión de tantos botes con infinitos colores.

En la localidad riojana donde me crié, la tienda era un señor que se colocaba en los soportales de una céntrica calle, con un gran carro de madera en el que tenía expuesta su mercancía. Los críos nos agolpábamos a su alrededor, y nos atendía con una paciencia infinita.

Manuel Indiano regentaba una tienda de golosinas y, seguramente, disfrutaba atendiendo a quienes se acercaban a su establecimiento.

El pasado 29 de agosto hizo tres años que ETA le asesinó en su local porque ¡oh, gran delito! también era concejal del Partido Popular en la ciudad donde vivía y tenía su tienda. Seguro que niños y adultos de Zumárraga, localidad en la que, sin quererlo, encontró la muerte, le recordarán con el mismo cariño que yo recuerdo a mi señor de los chuches.

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