El faro cultural para los niños

Las fiestas no son momento para actividades culturales ni mucho menos. Así lo muestra el panorama de servicios mínimos sin huelga justificadora que viven estos días museos y bibliotecas, por no hablar de las galerías de arte, en su mayor parte cerradas. Es tiempo para la pachanga, la música de baile y, cómo mucho, algún concierto despistado de música clásica en las horas del vermut.

Pero el Artium es otra cosa. El museo de arte contemporáneo se halla activo hasta en las fiestas de La Blanca gracias a los visitantes foráneos (ayer, por ejemplo, no se oía acento del paisito por nin...

Las fiestas no son momento para actividades culturales ni mucho menos. Así lo muestra el panorama de servicios mínimos sin huelga justificadora que viven estos días museos y bibliotecas, por no hablar de las galerías de arte, en su mayor parte cerradas. Es tiempo para la pachanga, la música de baile y, cómo mucho, algún concierto despistado de música clásica en las horas del vermut.

Pero el Artium es otra cosa. El museo de arte contemporáneo se halla activo hasta en las fiestas de La Blanca gracias a los visitantes foráneos (ayer, por ejemplo, no se oía acento del paisito por ninguna sala, salvo cuando hablaban los vigilantes de las salas) y a los niños.

Bajo el lema De fiesta por la Colección, los niños de 6 a 11 años (acompañados por un adulto) tienen la oportunidad de vivir una jornada alejada del aliento etílico de los blusas y el olor a zotal de las calles principales de la ciudad.

Es un juego de pistas, que ofrece un recorrido diferente por las salas de la pinacoteca. Los niños entran en un nuevo país, la Isla de Nueva Victoria, donde ha desaparecido el artista, las obras cobran un nuevo significado y pierden sentido todas las elucubraciones teóricas que acompañan al arte conteporáneo.

Todo comienza en la sala Este Alta, denominada las Montañas del Este. Aquí se encuentran con la exposición de Joan Fontcuberta La isla de los vascos y las muestras de sus anteriores series de fotografías, todas ellas caracterizadas por el juego entre realidad y ficción.

Pero ahora estamos en la Isla de Nueva Victoria y hay que descubrir su fauna y su flora: se acabó el juego intelectual y los animales y las plantas que Fontcuberta se ha inventado cobran aquí vida propia.

Después le llega el turno a Perejaume, cuya instalación en la Montaña de Orixol en el valle de Aramaio es un atractivo para los más pequeños. Los niños llegan después de bajar 47 escalones y cruzar estancias en un recorrido que busca más la sorpresa y la aventura que el sentido lógico de una visita tradicional.

El siguiente paso es la entrada a las Cuevas del Norte, donde se encuentran las obras del Gran Mago del Norte, quien no podía ser otro que Javier Pérez, cuyas obras resultan del todo idóneas para esta especie de juego de rol artístico. Aquí hay nubes y máscaras, misterio, silencio y vídeos inquietantes.

Y, después de pasar la Gran Cámara Negra, el aventurero se encuentra con el reto de acertar tres hechizos correspondientes a otras tantas obras de Javier Pérez, con las que se pone punto final al juego.

Los que han disfrutado con esta excursión iconoclasta (el recorrido es laberíntico y la colección permanente se cita sólo de pasada) tienen la oportunidad de dejar su huella artística. Los visitantes futuros de la Isla de Nueva Victoria encontrarán en su visita obras de arte de estos pioneros de La Blanca de 2003.

La propuesta del Artium se prolongará hasta el próximo viernes en horario de 12.00 a 14.00 y de 17.30 a 19.30. La entrada es gratuita para los participantes en estos talleres, que se desarrollan en castellano y euskera.