Reportaje:TOUR 2003 | Armstrong se une a Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain

"El más difícil y el más hermoso"

Armstrong relata el complicado recorrido hacia su quinto triunfo, en el que debió superar fallos físicos y tácticos

A pesar de los pesares, Lance Armstrong ha sido Lance Armstrong hasta el último día. Ningún presagio, ningún pájaro de mal agüero, ningún hecho paranormal que haya podido presidir la sucesión de sobresaltos en que se convirtió desde el primer día la conquista de su quinto Tour, pudieron evitar que llegada la mañana de la contrarreloj decisiva el norteamericano cumpliera escrupulosamente lo anotado en su agenda de compromisos desde semanas antes.

Así, aunque llovía, aunque el viento agitaba peligrosamente los árboles, a las 7.30 de la mañana Lance Armstrong subió al coche del equipo que ...

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A pesar de los pesares, Lance Armstrong ha sido Lance Armstrong hasta el último día. Ningún presagio, ningún pájaro de mal agüero, ningún hecho paranormal que haya podido presidir la sucesión de sobresaltos en que se convirtió desde el primer día la conquista de su quinto Tour, pudieron evitar que llegada la mañana de la contrarreloj decisiva el norteamericano cumpliera escrupulosamente lo anotado en su agenda de compromisos desde semanas antes.

Así, aunque llovía, aunque el viento agitaba peligrosamente los árboles, a las 7.30 de la mañana Lance Armstrong subió al coche del equipo que transportaba su cabra en la baca y viajó desde Nantes hasta Pornic, en la costa atlántica, de donde partiría la etapa.

"He ganado este Tour por experiencia, cabeza y sentido estratégico más que por fuerza, porque nunca me sentí al 100%"
"Mi mayor preocupación fue saber si me recuperaría para las tres etapas de los Pirineos"
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Aunque hacía varios meses que había reconocido el recorrido, necesitaba recorrerlo una vez más, exactamente en las mismas condiciones meteorológicas en que se disputaría la etapa. Necesitaba ver las curvas, medir las rotondas, calcular los ángulos, estudiar todos los detalles. Mientras Armstrong se empapaba, trabajaba y llegaba a la conclusión de que con ese viento de espaldas habría menos diferencias y de que Jan Ullrich debería alcanzar una media cercana a los 58 kilómetros por hora, una media imposible, para recuperarle los 65 segundos de desventaja, el antagonista alemán seguía en la cama. Su director, Rudy Pevenage, había vuelto a tomarse la molestia de trabajar por él y había grabado en vídeo desde el coche el recorrido de la contrarreloj para que su pupilo pudiera estudiarlo tranquilamente, y a cámara lenta, desde el sofá.

"Volví al hotel confiado", explicó Armstrong en la conferencia de prensa de ganador del Tour, en la que aliviado hasta decir basta fue capaz de hacer un pequeño recorrido por todos los percances que han marcado su quinto Tour. "Pero aun así estuve nervioso toda la mañana. Almorcé un poco e intenté echarme la siesta después, pero no pude dormir. Sabía que si todo iba normal no tendría problemas, pero después del Tour que llevo..."

El Tour del sobresalto empezó para Armstrong semanas antes de llegar a París para disputar el prólogo. Una caída en la Dauphiné Libéré, a primeros de junio, le obligó a medicarse -antibióticos y antiinflamatorios- durante varios días después, lo que supuso una agresión para su cuerpo, ya fino y en forma, bajo de defensas, preparado para el Tour.

El organismo respondió a la agresión con problemas de estómago e intestinales que se desencadenaron pocos días antes del comienzo del Tour. "Por eso llegué con retraso a París, iba con diarrea", dijo Armstrong, que arribó al aeropuerto de Roissy el miércoles 2 de julio de la tarde en su avión privado. Y añadió: "Además, sufría una tendinitis en la rodilla porque había cambiado de zapatillas. Y para completar el negro panorama, la víspera del prólogo, a la puerta del autobús donde había convocado al equipo para una reunión, un pájaro dejó caer su carga cuando volaba en mi vertical y me manchó el traje. Y Pavel Padrnos me dijo que mala suerte, que eso era signo de mal agüero".

Así que Armstrong, ligero y manchado, comenzó el Tour condenado. Le salió el peor prólogo de sus Tours victoriosos y le superaron Zubeldia, Ullrich y hasta su compañero Peña. La maldición pareció perseguirle al día siguiente, cuando se vio envuelto en la caída masiva del sprint de Meaux y terminó la etapa en la bicicleta de Rubiera. Pero la terminó entero, a diferencia de Leipheimer, que se retiró, y de Hamilton, que se rompió la clavícula. "Fue un desastre", dijo Armstrong, "pero menos mal que los compañeros de equipo lo hicieron muy bien y fueron capaces de superarse en la contrarreloj por equipos, donde obtuvimos una ventaja de 43 segundos sobre el Bianchi de Ullrich, un colchón de tiempo que ha sido fundamental para el desarrollo del Tour. Porque en el Tour he sufrido problemas inesperados, problemas físicos, pero también he cometido errores tácticos".

El domingo 13 de julio Lance Armstrong empezó a preocuparse cuando notó que le costaba seguir el ritmo cómodo que marcaba su compañero Hincapie en la ascensión del Télégraphe y del Galibier. "Me sentía bien, pero me costaba mover la rueda", dijo. "Y así recorrí 180 kilómetros. Y cuando comenzó el descenso y nos acercábamos a Alpe d'Huez, sólo entonces, me di cuenta de que alguien había manipulado el freno trasero y de que me rozaba en la llanta y me frenaba. Estoy seguro de que no fue un error de los mecánicos, alguien lo manipuló conscientemente".

Pero una vez solucionado el problema técnico no se le acabó la desgracia. Poco antes de comenzar a ascender Alpe d'Huez, cuando rodaba el grupo tranquilo, hubo un despiste en el juego de relevos del US Postal, que tiraba del pelotón, y Heras se fue al suelo, arrastrando a Armstrong en un fino afilador. Fue otro signo negativo, porque en Alpe d'Huez Armstrong cometió su gran error táctico.

"Debimos haber sacado tres o cuatro minutos a Ullrich", dice, "porque encima estaba enfermo ese día, pero nos equivocamos, tiramos muy fuerte desde el comienzo y me quedé sin equipo. Así que subimos a tren Alpe d'Huez y Ullrich no perdió más de minuto y medio. Y se convirtió en el rival más peligroso, en el único que me motivó para ir al fondo de mis reservas".

Antes de eso, Armstrong perdió a otro rival, al desafortunado Beloki, que se cayó descendiendo, en persecución de Vinokurov, un puerto de tercera, la cuesta de La Rochette, y acabó con la cadera y el codo rotos en el hospital de Gap. Fuera de combate para toda la temporada.

Mientras, Armstrong se iba poco a poco deshaciendo en el Tour más caluroso de los últimos años. "Y llegaron mis dos peores días, los días en que me sentí viejo, los días en que pensé que ganar el Tour sería imposible. Esos días fueron el de la contrarreloj de Gaillac, en que me deshidraté y perdí minuto y medio con Ullrich. Mi mayor preocupación era saber si me recuperaría para las tres etapas de los Pirineos que seguían sin interrupción, pero el día de Ax estuve fatal". Aquel día, el de la victoria de Sastre, le atacaron por todas partes. Vinokurov, Zubeldia, Mayo, Ullrich... Resistió como pudo. Cedió 19 segundos al alemán. Pero resistió. "Resistí, porque ha sido un Tour en el que he luchado por sobrevivir todos los días, y al día siguiente comencé a recuperarme. Este Tour lo he ganado por experiencia, cabeza y sentido estratégico más que por fuerzas, porque nunca me he sentido al 100%. Y lo empecé a ganar en el Peyresourde, cuando atacó Vinokurov y yo me puse a rueda de Ullrich y le dije que a mí Vinokurov no me preocupaba y que si quería tenía que ir él a por él. Ullrich me llevó sin rechistar. Y luego, al día siguiente, ya supe que ganaría el Tour". Fue el día en que empezó a refrescar el tiempo, el de la niebla en la Mongie. "El de mi acierto táctico en el Tourmalet, cuando Ullrich atacó y le dejé irse cinco, diez segundos. Él perdió unas fuerzas preciosas y luego, cuando le ataqué en Luz Ardiden, después de que me esperara tras mi caída y mi fallo de pedal, las echó de menos. Y así gané el Tour, con sentido estratégico y porque fui a buscarlo, porque ataqué en Luz Ardiden. Llegué a meta y sabía que el minuto que le sacaba a Ullrich era suficiente. Así ha terminado mi Tour más difícil, mi Tour más hermoso".

Un Tour ganado luchando contra todos los designios y señales.

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