VISTO / OÍDO

Estado de la martingala

Una encuesta tras las últimas operaciones políticas: el PP no recuperaría la mayoría absoluta, tendría dos puntos menos que en marzo de 2000 y el PSOE 1,1 más que en aquel escrutinio. Y Ruiz-Gallardón, a la estampida, sería elegido por el votante como sucesor del Agá Aznar, lo cual puede determinar que no lo sea. IU subiría tres puntos -¡Llamazares!-; junto al PSOE, un equilibrio con la derecha nacional, roto por los catalanes, el canario y algo más, si no cambian antes. Puede que tras el debate de la nación y la votación de investidura en Madrid, ayer, cambien algunos resultados. Decepcionant...

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Una encuesta tras las últimas operaciones políticas: el PP no recuperaría la mayoría absoluta, tendría dos puntos menos que en marzo de 2000 y el PSOE 1,1 más que en aquel escrutinio. Y Ruiz-Gallardón, a la estampida, sería elegido por el votante como sucesor del Agá Aznar, lo cual puede determinar que no lo sea. IU subiría tres puntos -¡Llamazares!-; junto al PSOE, un equilibrio con la derecha nacional, roto por los catalanes, el canario y algo más, si no cambian antes. Puede que tras el debate de la nación y la votación de investidura en Madrid, ayer, cambien algunos resultados. Decepcionante porque muestra dos cosas graves: una, la insensibilidad de la población en edad de votar por todos los errores de Aznar desde que le entregaron un poder autocrático, por el reflejo repetido cada día -la televisión es suya- de su despótica y a veces grosera creencia en sí mismo, por sus guerras, sus bodas, su indiferencia hacia una catástrofe nacional, la consagración de la idea de que su sucesor lo nombra él y no su partido, el servilismo a Bush; y todo lo demás.

La otra cosa: que de su sima provisional -estaba por debajo del PSOE en las últimas elecciones- le haya sacado la martingala de Madrid. Ha cundido más su tesis de que el culpable de todo es el partido socialista por sus roturas internas y sus aficiones a la traición que la que muestra la evidencia de los sucesos, y no sé si algún día algún dictamen de la justicia demostrará algo; ni dentro de cuántos años. Esa evidencia moral es la de que la amargura repentina al ver que se quedaban sin Madrid moviera a algunos del PP a preparar un asalto que poco a poco tomaría el carácter de golpe de Estado porque afectaría al estado de la nación. El añadido de que hay una mafia de constructores de un billón de pesetas adelantados en los proyectos que creó el propio PP podía significar que no sólo le quitan al madrileño su voto ya expresado, sino también algo de su dinero. El español es ciudadano muy sensible a eso: siempre está diciendo que determinadas cosas se hacen "con su dinero", y lo dicen hasta los que no pagan impuestos. Y, sin embargo, aún aceptaría ese imaginado, supuesto, pero posible robo mejor que la debilidad del PP.

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