Autor universal
Luis Buñuel (Calanda, 1900), de quien ya se ha editado en esta colección Viridiana (1961), la primera película que filmó en España tras su exilio, había realizado previamente en México algunos melodramas menores, resignado a conformarse con su suerte: "Habían pasado los años, habíamos perdido la guerra y me dije '¡tanto peor!" En México filmó veinte de sus 32 películas. Ni siquiera el gran éxito de Los olvidados (1951) le alejó del cine comercial y de escaso presupuesto que se le permitía realizar, aunque sí pudo ir ampliando márgenes de libertad artística. Con la ayuda esencial ...
Luis Buñuel (Calanda, 1900), de quien ya se ha editado en esta colección Viridiana (1961), la primera película que filmó en España tras su exilio, había realizado previamente en México algunos melodramas menores, resignado a conformarse con su suerte: "Habían pasado los años, habíamos perdido la guerra y me dije '¡tanto peor!" En México filmó veinte de sus 32 películas. Ni siquiera el gran éxito de Los olvidados (1951) le alejó del cine comercial y de escaso presupuesto que se le permitía realizar, aunque sí pudo ir ampliando márgenes de libertad artística. Con la ayuda esencial del productor Oscar Dancigers, la colaboración de Luis Alcoriza y Julio Alejandro como coguionistas, llegó a filmar hasta tres películas por año: Susana, demonio y carne (1950), La hija del engaño (1951), Una mujer sin amor (1951), Subida al cielo (1951), El bruto (1952), Él (1952), Ensayo de un crimen ó La vida criminal de Archibaldo de la Cruz (1955), fueron configurando una personalidad creativa fuera de normas. Nazarín (1958), basada en la obra de Pérez Galdós, fue premiada en el festival de Cannes, así como Viridiana (1961), con la que obtuvo la Palma de Oro. La carrera de Buñuel se extendió entonces a Francia y España (Belle de jour, 1967; Tristana, 1970), aunque sin abandonar del todo México, donde tras Viridiana dirigió El ángel exterminador (1962), otra de sus obras cumbre.
Según Román Gubern, "la obra de Buñuel es considerada como una de las más personales, independientes e inconformista de toda la historia del cine por la libérrima utilización de la crueldad, el humor, el erotismo y la paradoja, en su constante lucha contra todas las formas de conformismo ideológico, moral o social". El director solía decir: "Me simpatizaba todo lo que pudiera destruir la sociedad existente, convencional e injusta. Pero pienso ahora que cuando una sociedad es destruida, aparece otra que termina siendo lo mismo... de otra manera".