Crítica:Mazda RX-8

Mazda reinventa el cupé

Corre, pasa por las curvas y frena como se espera de un deportivo. Pero son prácticamente sus únicos puntos en común con estos coches. El nuevo Mazda RX-8 reúne las características de los modelos más dinámicos, pero en una interpretación innovadora y diferente que rompe con todo lo conocido hasta ahora. Saldrá a la venta en España el próximo septiembre con un precio de 37.420 euros.

El nuevo deportivo japonés es el heredero del RX-7, que montaba también un motor rotativo. Y como aquél en su momento, ha nacido para convertirse en el icono de Mazda, la máxima expresión de su creatividad e...

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Corre, pasa por las curvas y frena como se espera de un deportivo. Pero son prácticamente sus únicos puntos en común con estos coches. El nuevo Mazda RX-8 reúne las características de los modelos más dinámicos, pero en una interpretación innovadora y diferente que rompe con todo lo conocido hasta ahora. Saldrá a la venta en España el próximo septiembre con un precio de 37.420 euros.

El nuevo deportivo japonés es el heredero del RX-7, que montaba también un motor rotativo. Y como aquél en su momento, ha nacido para convertirse en el icono de Mazda, la máxima expresión de su creatividad e ingeniería. Su diseño, motor y el concepto de la carrocería son sus genes identificativos. Y aparte de distinguirlo de cualquier rival, le permiten postularse como una alternativa exclusiva y original frente a los cupés clásicos como el BMW Serie 3 e incluso a berlinas de altas prestaciones como el Alfa 156 GTA.

Aspecto futurista

El nuevo Mazda parece un cupé de estética futurista. Mide 4,4 metros de largo y resalta por su línea baja, ancha y musculosa. Pero también por su arquitectura. La carrocería tiene cuatro puertas, en vez de dos, y las traseras abren en sentido contrario a la marcha. Esta solución permite eliminar el pilar central y mejora el acceso al interior. La innovación sigue por dentro, porque las butacas traseras son casi idénticas a las delanteras: dos envolventes asientos de competición (baquets).

Motor rotativo

El RX-8 tiene propulsión trasera y un reparto de pesos muy equilibrado (50% sobre cada eje de ruedas). Es ágil y divertido de conducir, y las suspensiones combinan comodidad y eficacia. Pero lo mejor sin duda es su original motor: los cilindros clásicos se han sustituido por dos

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rotores que giran y en cuyo interior se produce la combustión. Y con una cilindrada de 2,6 litros entrega 231 CV.

El motor del RX-8 va unido a un cambio de seis marchas y ofrece unas prestaciones brillantes: 235 km/h. y 6,4 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h. Su poderío se acompaña con un sonido muy peculiar que recuerda a la turbina de un avión, y esta característica se ensalza aún más con la capacidad del propulsor para alcanzar regímenes elevados: acelera de forma progresiva y va ganando cada vez más brío hasta superar con holgura las 9.000 vueltas.

El conjunto se completa con un equipo de serie en el que no falta de nada: seis airbags, ABS, control de estabilidad DSC, climatizador, tapicería de cuero, navegador con DVD, llantas de aleación de 18 pulgadas, faros de xenón...

Deportividad, diseño e innovaciónes técnicas. El RX-8 es un automóvil exclusivo y avanzado que aspira a convertirse en el nuevo icono de Mazda.

CUATRO PUERTAS Y CUATRO PLAZAS

CUPÉ Y BERLINA. El Mazda RX-8 fusiona las características de estos dos tipos de automóviles para ofrecer un nuevo concepto de coche deportivo.

La primera sorpresa está en la línea, porque bajo el aspecto de cupé futurista esconde dos pequeñas puertas traseras. Se abren en sentido contrario a la marcha y dejan paso a unas butacas tan envolventes como las delanteras. Además, el diseño aporta bastante amplitud atrás, tanto en altura como en espacio para las piernas. Y sólo la posición -se va sentado muy bajo- hace sentirse algo encajonado y limita el confort. Pero las suspensiones son más cómodas de lo habitual en estos coches y permiten afrontar viajes largos. El maletero tiene 290 litros, suficientes para tres maletas flexibles.

También resalta el salpicadero, con una imagen moderna y llamativa, y el túnel de transmisión, que divide el interior en longitud, sirve de apoyabrazos y conecta el motor (situado bajo el capó) con las ruedas traseras.

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