El órdago de Recol

Los gestores piden 1,8 millones de euros a los accionistas para reflotar la compañía

Cuando Recol Networks se presentó en sociedad parecía un negocio redondo. La empresa pretendía dar servicio a los colegios profesionales y a sus asociados a través de Internet -un mercado potencial de tres millones de clientes particulares y más de 300 entidades- y contaba entre sus socios a quienes mejor podían conocer las necesidades de ambos: los propios colegios profesionales.

La idea parecía tan buena que 7.576 pequeños accionistas creyeron en ella y, con la promesa de una futura salida a bolsa, invirtieron una media de 3.000 euros en acciones de la compañía. Estos profesionales co...

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Para una inversión media de 3.000 euros, los accionistas tendrían que desembolsar 60 euros para acudir a la ampliación

Cuando Recol Networks se presentó en sociedad parecía un negocio redondo. La empresa pretendía dar servicio a los colegios profesionales y a sus asociados a través de Internet -un mercado potencial de tres millones de clientes particulares y más de 300 entidades- y contaba entre sus socios a quienes mejor podían conocer las necesidades de ambos: los propios colegios profesionales.

La idea parecía tan buena que 7.576 pequeños accionistas creyeron en ella y, con la promesa de una futura salida a bolsa, invirtieron una media de 3.000 euros en acciones de la compañía. Estos profesionales colegiados pagaron por cada acción de Recol 6 euros.

La compañía no sólo no llegó a cotizar nunca -por el camino se pinchó la burbuja tecnológica- sino que empezó a registrar números desastrosos. El mismo año de la oferta pública, por la que la empresa recibió una inyección de 39,2 millones de euros, los gastos ascendieron a 20,8 millones de euros frente a unos ingresos de tan sólo 675.910 euros.

La mayoría de los administradores dimitieron en cadena, cambió el equipo directivo y empezó el cruce de acusaciones entre antiguos y nuevos consejeros, los gritos en las juntas de accionistas, un culebrón que ha acabado en la Audiencia Nacional, donde el juez Baltasar Garzón ha admitido a trámite una querella por estafa y maquinación para alterar el precio de las cosas contra los antiguos administradores.

Los nuevos gestores impusieron una economía de guerra. Los 111 empleados que llegó a tener Recol Networks en España se quedaron en 23; las seis sedes madrileñas fueron sustituidas por una; cerraron en medio del escándalo las filiales de México y Argentina. A pesar de ello, la empresa nunca ha dejado de funcionar, aseguran sus nuevos responsables, liderados desde diciembre por el ex presidente de Patagon, Pedro Chicharro. Éstos han conseguido aumentar los ingresos hasta los 919.380 euros, pero necesitan músculo financiero para "eliminar las deudas del pasado e invertir", explica su director general, Santiago Bescansa, que fue fichado por un cazatalentos y proviene del portal LaNetro.

Y han vuelto la cabeza hacia los propios accionistas. El principal argumento para convencerles es que la ampliación "es la única posibilidad de recuperar la inversión". Los que decidan hacerlo suscribirán dos nuevas acciones a un precio de 0,06 euros -0,02 son de prima de emisión- por cada una de las antiguas. Esto quiere decir que un pequeño accionista medio, con 3.000 euros invertidos -500 acciones- debería suscribir 1.000 títulos, que al precio de la oferta suponen 60 euros.

El primer plazo acaba el jueves. Los accionistas, entre ellos varios colegios profesionales, deben decidir si creen la oferta de Recol o dan por perdida su inversión. Al margen del saneamiento de las cuentas, ésta incluye un nuevo plan de negocio, que exige 580.000 euros. Además de las actuales vías de ingreso -convenios con 62 colegios. cuotas por intermediar en la conexión a Internet, servicios de banda ancha y venta de productos y servicios-, el equipo directivo quiere poner en marcha otros proyectos, como la firma electrónica o servicios de comercio electrónico. Hasta alcanzar beneficio neto el año que viene (ver cuadro).

El jueves no es la última oportunidad para Recol. Si la ampliación no se cubre, la empresa tendrá un mes más para colocar las acciones entre los interesados y hasta enero para buscar nuevos inversores. Lo que parece difícil es que la empresa levante cabeza si no recibe una inyección de capital.

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