ENERGÍAS RENOVABLES | Centros de investigación y desarrollo

El Centro Nacional de Energías Renovables aspira a convertirse en referencia

Con apenas nueve meses de vida, el Centro Nacional de Energías Renovables (Cener) está todavía luchando por darse a conocer, mientras pone en marcha sus actividades de investigación y desarrollo (I+D) y construye su sede definitiva en Pamplona. "Queremos convertirnos en un centro de referencia nacional, pero eso dependerá de cómo lo hagamos de bien", comenta su director general, Juan Ormazábal, que ha pasado a hablar de biomasa, energía solar, energía eólica y arquitectura bioclimática después de muchos años de dedicación a la industria alimentaria."Nos está costando darnos a conocer, en parte...

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Con apenas nueve meses de vida, el Centro Nacional de Energías Renovables (Cener) está todavía luchando por darse a conocer, mientras pone en marcha sus actividades de investigación y desarrollo (I+D) y construye su sede definitiva en Pamplona. "Queremos convertirnos en un centro de referencia nacional, pero eso dependerá de cómo lo hagamos de bien", comenta su director general, Juan Ormazábal, que ha pasado a hablar de biomasa, energía solar, energía eólica y arquitectura bioclimática después de muchos años de dedicación a la industria alimentaria."Nos está costando darnos a conocer, en parte porque estamos en Pamplona, y en parte porque muchos creen que nos vamos a dedicar solamente a la energía eólica, pero tenemos programas y proyectos en todas las energías renovables", explica Ormazábal.

En energía eólica es importante predecir el viento que va a hacer a corto plazo
Trabaja en biomasa, energía solar, energía eólica y arquitectura bioclimática

El Cener, constituido en diciembre de 2000, echó a andar en septiembre del año pasado y pretende ser la respuesta, acorde con las tendencias actuales en la organización de la I+D, a las necesidades de un sector en rápido desarrollo, especialmente en el aprovechamiento de la energía del viento. Es una fundación pública en cuyo patronato están el Ciemat (organismo público de investigación con el que mantiene una estrecha colaboración), el Gobierno de Navarra, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Universidad Pública de Navarra y la Fundación Cetenasa. Con un tamaño medio (piensa llegar a emplear a unas 100 personas dentro de cuatro o cinco años), se gestiona como una empresa y tiene vocación de autofinanciación.

"Las fundaciones, sin ánimo de lucro, tienen ventajas para la I+D desde el punto de vista organizativo y de gestión de recursos, así como en el aspecto fiscal", explica Ormazábal."Respecto al Ciemat, nosotros hacemos lo más aplicado, y ellos siguen en lo más básico. No queremos dos organismos que compitan, sino complementarios".

Un modelo para el Cener por las actividades que desarrolla y la forma de organizarse es el Risö, en Dinamarca, un centro público de investigación y desarrollo en energías renovables. "Luego está la propia cultura que cada uno aportamos", dice el director del Cener. "Estamos haciendo un centro tecnológico que no queremos que esté burocratizado. Los trabajadores son contratados, no funcionarios. Aplicamos herramientas de gestión -como la política de objetivos, que afecta al sueldo, la gestión por procesos, que permite una alta flexibilidad de respuesta, y la gestión interna del conocimiento- que no se suelen aplicar en este tipo de centros. Aunque es verdad que se nos produce un debate interno, entre los que venimos de la empresa y los que vienen de la universidad o los opis, pero yo creo que ambas culturas son compatibles y hay que obtener lo mejor de las dos."

Cuando se habla de energías renovables en España, se habla sobre todo de energía eólica, porque desde que empezó en 1996 el primer molino se han instalado ya 3.800 megavatios y tan rápido crecimiento ha puesto en evidencia las carencias tecnológicas. Sin embargo, a los otros sectores se les augura también muy buen futuro, tras un largo despertar. Por ejemplo, España es ya el primer fabricante europeo de células fotovoltaicas, aunque casi todas se exportan a otros países.

Como ejemplos de lo que quieren hacer en el Cener, Ormazábal cita las infraestructuras de I+D: "Son importantes. Queremos hacer un laboratorio de palas, no sólo para el diseño sino también para el ensayo de las palas, y un laboratorio de energía solar térmica, que es lo que necesita el Ministerio de Economía para sacar la nueva normativa de captadores solares". En este sector concreto espera que el trabajo de desarrollo "nos servirá también para pasar de los captadores solares de baja temperatura a los de media temperatura, que además de agua caliente sanitaria sirven para calefacción y refrigeración e incluso para electricidad. En alta temperatura no vamos a entrar, ya lo hace el Ciemat". En fotovoltaica, el Cener piensa hacer actividades de homologación, certificación, caracterización de materiales, mejora de los procesos de fabricación e integración de la fotovoltaica en los edificios. En eólica, un tema importante es la predicción del tiempo eólico, el viento que va a hacer a corto plazo (48 a 72 horas) en cada zona de molinos, trabajo que se hará en colaboración con el Ciemat y el Instituto Nacional de Meteorología y permitirá prever mucho mejor la contribución de los molinos a la red eléctrica.

"Para el desarrollo de biocombustibles", continúa Ormazábal "lo que queremos es identificar nuevos cultivos energéticos, en principio de oleaginosas, distintos de los de uso alimentario para evitar grandes distorsiones en el mercado. Y también pensamos en el hidrógeno pero por ahora mover un autobús con hidrógeno obtenido por renovables cuesta el doble que si se obtiene de fuentes convencionales, aunque eso puede cambiar con herramientas políticas". Finalmente se está estudiando también la posibilidad de evaluar y certificar las emisiones de C02, en relación con el protocolo de Kioto.

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