ELECCIONES 25M | Galicia

El BNG avisa que no va a "subordinarse"

Las elecciones municipales han situado al BNG en una extraña y delicada posición. En el cómputo general de Galicia, los nacionalistas ganan un punto porcentual y 35.000 votos con respecto a 1999. Y aun así, el 25-M ha constituido un rotundo fracaso para el BNG, que no aglutinó el descontento social por la crisis del Prestige y perdió las alcaldías de Vigo, la primera ciudad de Galicia, y Ferrol. Su revés contrasta con el éxito de los socialistas, que alcanzaron una mayoría absoluta casi impensable en Lugo y vencieron en la reñida batalla de Vigo.

La cosecha del 25-M corre el ries...

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Las elecciones municipales han situado al BNG en una extraña y delicada posición. En el cómputo general de Galicia, los nacionalistas ganan un punto porcentual y 35.000 votos con respecto a 1999. Y aun así, el 25-M ha constituido un rotundo fracaso para el BNG, que no aglutinó el descontento social por la crisis del Prestige y perdió las alcaldías de Vigo, la primera ciudad de Galicia, y Ferrol. Su revés contrasta con el éxito de los socialistas, que alcanzaron una mayoría absoluta casi impensable en Lugo y vencieron en la reñida batalla de Vigo.

La cosecha del 25-M corre el riesgo de agriar las relaciones, ya de por sí difíciles, entre los nacionalistas y el PSOE, dos fuerzas condenadas a entenderse en una comunidad donde el PP es hegemónico. Tras la decisión de los electores, el BNG ha hecho balance de sus cuatro años de pactos municipales con el PSOE. Y el resultado es frustrante para la formación que lidera Xosé Manuel Beiras. Los nacionalistas pierden Vigo y Ferrol, donde encabezaban la alianza de gobierno en conflictiva convivencia con el PSOE. En Lugo y Santiago, el BNG era el socio minoritario de ejecutivos municipales que funcionaron más establemente, y ahí todo el éxito lo rentabiliza el PSOE a costa de los nacionalistas. La única ciudad donde el BNG gobernó en solitario, Pontevedra, es también la única en la que mantiene la alcaldía mejorando posiciones.

Beiras ya había esbozado este análisis en su comparecencia pública durante la noche electoral y ayer dejó una advertencia para el PSOE. "Que nadie sueñe con situar al BNG en una posición subordinada", avisó Beiras a sus aliados socialistas. "Las afinidades o se hacen en términos de igualdad o no son asumibles por nosotros", recalcó el dirigente nacionalista.

Beiras reconoció que los resultados "no son satisfactorios" para su fuerza política, pero defendió que el peso electoral del BNG es "análogo" al del PSOE y "más próximo" al del PP que hace cuatro años. El líder del PSdeG-PSOE, Emilio Pérez Touriño, se limitó a anunciar conversaciones inminentes con los nacionalistas para garantizar la "estabilidad y gobernabilidad" de los municipios.

Los resultados del 25-M también amenazan con reabrir la crisis interna del BNG, hibernada tras el Prestige y las consiguientes movilizaciones sociales. Los nacionalistas tienen que despejar la incógnita sobre su candidato en las autonómicas previstas para 2005. Beiras no oculta que le gustaría presentarse de nuevo, pero una parte del aparato de la organización, con el que siempre ha mantenido difíciles relaciones desea relevarle. De hecho, en la campaña de las municipales ya se escenificó una especie de liderazgo bicéfalo repartido entre Beiras y el coordinador de la ejecutiva y teórico número dos, Anxo Quintana. Aunque está por ver si este último concitará más unanimidad que Beiras entre las bases.

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