"El libro electrónico no matará al de papel"

Pregunta. Usted tiene un pie en el pasado y otro en el futuro.

Respuesta. Me matriculé en Historia Antigua, pero casi ni iba a clase, prefería estudiar por mi cuenta. Ya entonces me compré un portátil, un escáner y un Newton con reconocimiento de texto. A la vez que estudiaba antiguas civilizaciones, me preocupaba por las nuevas tecnologías, y acabé matriculado en un curso multimedia de la Universidad Politécnica de Valencia, donde más tarde pude dar clases de vídeo. Allí conocí a Adolfo Plasencia, lanzándonos al mundo de los contenidos electrónicos.

P. Ha me...

Pregunta. Usted tiene un pie en el pasado y otro en el futuro.

Respuesta. Me matriculé en Historia Antigua, pero casi ni iba a clase, prefería estudiar por mi cuenta. Ya entonces me compré un portátil, un escáner y un Newton con reconocimiento de texto. A la vez que estudiaba antiguas civilizaciones, me preocupaba por las nuevas tecnologías, y acabé matriculado en un curso multimedia de la Universidad Politécnica de Valencia, donde más tarde pude dar clases de vídeo. Allí conocí a Adolfo Plasencia, lanzándonos al mundo de los contenidos electrónicos.

P. Ha metido en un CD-ROM la obra en castellano de Helena Blavatsky, la portadora de la filosofía oriental a occidente. ¿La filosofía es envasable en formato electrónico?

R. Lo primero es que ha sido una obra colectiva, no hubiera podido hacerla sin mi compañero José Miguel Cuesta, al que considero coautor, u otros amigos como Salvador Cruañes. Por lo demás, la filosofía no es envasable en nada. Un libro de papel o electrónico, es simplemente un medio para transmitir ideas, en Alejandría con papiros, hoy con papel digital, y en el futuro con lo que venga. El electrónico es el medio del siglo XXI, pero no va a matar el libro, del mismo modo que el placer de escribir a mano no ha desaparecido.

P. ¿Tiene alguna ventaja uno sobre el otro?

R. Sí, y de hecho a mí me interesa por las ventajas. La comodidad de llevar tres o cuatro libros en el palm o en un e-book y poder leerlos debajo de un árbol, en el autobús o en la cama, es una. Pero sobre todo, está la facilidad para buscar y trabajar con la información. Blavatsky tenía una forma de escribir un poco caótica, además de profusa, su obra son miles de páginas. Ahora se puede estudiar su labor más eficazmente.

P. ¿Qué le motivó a hacer esta edición?

R. Mi afición a la historia antigua me llevó a este tipo de literatura ocultista y esotérica.

P. Estos conceptos suenan a fraude.

R. Claro. La palabra más adecuada sería, tal vez, tradición o filosofía esotérica. En occidente, en la Edad Media, este conocimiento y análisis de la realidad casi desapareció porque tuvo que ocultarse de la Iglesia. Por culpa del fanatismo y la ignorancia se cerró la Academia platónica y las escuelas pitagóricas, y hoy reconocemos la gran intuición de Pitágoras al concebir el Universo como Número, que es en definitiva la base de la informática: matemáticas, ceros y unos. Otra cosa es la farsa que vemos en los medios, que induce a pensar en el fraude: Aramis Fuster o rapheles de todo tipo... Blavatsky estudia el mundo antiguo y su cosmovisión sin prejuicios. No te da la enseñanza masticada, sino que te muestra lo que dicen los sabios de diversas culturas para que tu extraigas las conclusiones, y te las creas o no.

P. ¿Fue una heterodoxa o una hereje?

R. Para unos una heterodoxa y para otros una hereje. Por la forma de estudiar el mundo a través de comparar religiones sin dar más preponderancia a una sobre otra, para la Iglesia fue una hereje, como Giordano Bruno. Pero para mentes más abiertas fue una heterodoxa, porque mostró otros caminos para el estudio de la realidad.

P. Para usted no es una hereje.

R. Yo, de entrada, no me fío de nada ni nadie. Me da rabia que me engañen y manipulen, y no acepto las cosas así como así. Me gusta analizar por mí mismo la información, para sacar mis propias conclusiones. No cierro las puertas a nadie. Creo que eso da una amplitud de miras mucho mayor.