Carlos Saura llevará al cine la matanza de Puerto Urraco

Han pasado más de doce años desde que el nombre de Puerto Urraco dejó de ser el de una tranquila localidad extremeña para convertirse en sinónimo de odio, sangre y venganza. Basada en los terribles sucesos allí ocurridos en agosto de 1990, y con un guión escrito por Ray Loriga, el cineasta Carlos Saura rodará El séptimo día, inspirada en aquella matanza, espejo en plena España contemporánea de la España más negra.

La película se rodará durante los próximos meses de julio y agosto en un pueblo de la provincia de Toledo, según confirmó ayer Andrés Vicente Gómez, productor de...

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Han pasado más de doce años desde que el nombre de Puerto Urraco dejó de ser el de una tranquila localidad extremeña para convertirse en sinónimo de odio, sangre y venganza. Basada en los terribles sucesos allí ocurridos en agosto de 1990, y con un guión escrito por Ray Loriga, el cineasta Carlos Saura rodará El séptimo día, inspirada en aquella matanza, espejo en plena España contemporánea de la España más negra.

La película se rodará durante los próximos meses de julio y agosto en un pueblo de la provincia de Toledo, según confirmó ayer Andrés Vicente Gómez, productor de la película, quien descartó la posibilidad de rodar en Badajoz. Saura todavía trabaja en el casting del filme.

La matanza de Puerto Urraco ocurrió en un pueblo tranquilo de Badajoz de apenas 200 habitantes. Dos familias, los Izquierdo (los Pataspelás) y los Cabanillas (los Amadeos) llevaban más de treinta años de odio y enemistad debido a unos problemas de tierras. El odio entre las dos familias creció cuando en los años sesenta Amadeo Cabanillas sedujo a Luciana Izquierdo, a la que luego abandonó. Un Izquierdo resolvió el idilio apuñalando hasta la muerte a Amadeo Cabanillas. Años después, en un incendio provocado, muere Isabel Izquierdo. Sus hijos Antonio y Emilio acusan a los Cabanillas de la muerte de su madre.

La matanza estalla una noche de agosto de 1990, los hermanos Antonio y Emilio esperan, escondidos en la calle con sus escopetas de caza, a los Cabanillas. La masacre (que

terminó con nueve muertos y una docena de heridos) acabó con la vida de dos adolescentes de la familia Cabanillas (Toñi y Encarni, de catorce y doce años). El guión escrito por Ray Loriga utiliza el punto de vista de estas niñas para narrar aquella locura.

Ángela y Lucía Izquierdo, hermanas de Antonio y Emilio, fueron acusadas de planear la masacre. Los psiquiatras dictaminaron que Ángela y Lucía eran las inductoras del crimen. Antonio y Emilio fueron condenados a 700 años de prisión, y sus hermanas fueron recluidas en el psiquiátrico de Mérida.

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